Luego de algunos minutos en silencio, José Eduardo habló.
—Todas las familias tienen secretos y pasan por penurias. —habló mi cuñado—. Unos perdonan una cosa, otros, otra. Pero somos familia después de todo. Y lo que amo de la familia de mi mujer son la clase de mujeres que son.
» Puedo ser un poco machista, así me criaron, mi mamá a menudo decía; mira a la suegra y así será tu esposa, las mujeres de la familia son mujeres de un solo hombre, no me refiero a ese tema de la virginidad, es al hecho en que se mantienen firmes con su esposo.
» Mi suegra tiene treinta años de matrimonio, Maju nueve y por lo confesado por César, te aguantó mucho, por eso escogí a Patricia, veo cómo Socorro después de su divorcio aún sigue esperándolo.
» Amo esto que acabo de ver, como familia. Y César, si tú no hicieras bien tu trabajo como padre, Julián no hubiera hecho, ni dicho lo que te dijo. Espero mis hijos también me llamen héroe. —dijo lo último mirando a su esposa. Ella sonrió, lo besó y se acurrucó