Lo que tanto criticaba de otras personas, esta vez, lo había hecho yo.
Y vaya que era fácil caer en la trampa, porque en ningún momento, me lo puse a pensar racionalmente.
-¿Alguna vez te di motivos para que pienses mal de mí?- volvió a hablar, ante mi silencio. En su mirada había algo de enojo, pero sobre todo, decepción.
-No.- respondí rápidamente -Tienes razón. Estoy haciendo lo que siempre condené. Lo lamento, Jeremy- me sinceré, mirando sus hermosos ojos.
Si, era una persona muy terca. Pero sabía reconocer cuando estaba equivocada.