-¿Quieres bailar conmigo? Después de ésta conversación, mereces distraerte y divertirte- sonrió mostrando sus dientes blancos, y la mirada más sincera que había visto en mi vida.
A lo largo de mi corta vida, había conocido a muchos chicos. Y todos resultaban ser... Unos completos idiotas.
Pero ahora, tenía frente a mí a un hombre de verdad. Y lo iba a disfrutar.
-Claro- murmuré y sintiendo el calor de su mano, caminamos al centro del living.
Nos reímos unos momentos, por lo que hacíamos. Parecíamos dos locos, bailando así.