Daimon se despega de mi frente y se incorpora buscando su ropa.
Nuestras camisetas están empapadas debido a mi orgasmo y veo a Dániel acercarse por el sendero quitándose la suya.
Le sonrió, me alegra verlo. Aunque me siento algo mal por haberlo dejado fuera hoy.
Él se agacha y acaricia mi rostro - Te pusieron a sudar mi pequeña. - Y besa suavemente mis labios, luego siento su camisa sobre mi cabeza.
- Vamos a casa. Tenemos muchos temas pendientes. - Me dice ayudandome a levantar, mientras Daimon me pone las bragas.
- Yo podía hacer eso sola - Le digo avergonzada
- Asi como pude desvestirte puedes estar segura que también soy capaz de vestirte. - Me dice besando mis piernas
- Cuanta humildad Daimon! - Ríe Dániel
Tomo sus manos y me siento tan feliz, tan completa. Los amo tanto.
Cuando estamos cerca de casa Daimon se suelta y corre dejándome confundída. Pero pronto lo veo asomar nuevamente por la entrada con algo en sus manos.
- ¿En serio? - Le digo mientras me pone un pantalón de