Empezaba a ver la luz
Creo que me acostumbré, de más, al colchón duro, gastado y estrecho del internado, porque casi no pude dormir en la nueva cama. La que tenía en la habitación anterior era vieja y el colchón ya tenía la forma de mi cuerpo como una impresión en cera, pese a que solo la usé, de manera frecuente, hasta los doce años. La nueva era muy suave, tanto que llegué a sentir que iba a hundirme para no poder salir nunca más del hueco que se iría formando a cada minuto que permanecía acostada. Tampoco pude evitar escuchar el ruido que hizo mi padrastro cuando entró a su habitación, pese a que las paredes que dividen los cuartos de la mansión son gruesas. Lo escuché cuando abrió la llave del baño, su pasos pesados en el walk-in, el abrir y cerrar de cajones, en definitiva, tuve una muy mala noche y la falta de sueño me quedó marcada en las terribles ojeras que no podía ocultar por la falta de base.

A las seis de la mañana entró una de las doncellas de la mansión, una mujer que se acercaba a la trein
Svania Blass

Hola, gracias por seguir esta historia. Quería comentarles que el libro ya está terminado, así que no deben preocuparse, hay actualizaciones todos los días y a partir de febrero subiré de a tres capítulos diarios. L@s invito a seguirme en Instragram: svaniablassautora Gracias!!

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