Y mientras Elena fantaseaba sobre todo aquello, Amanda se puso de pie y tomándola de una mano la hizo levantarse:
—Vámonos... ya no quiero estar un minuto más aquí —le ordeno más que pedirle, mostrando abiertamente su coraje.
Elena iba a replicar, al verla tomar su bolso de mano y el elegante abrigo, ya que no deseaba marcharse en ese momento, pero no alcanzo a pronunciar una sola palabra ya que los dos amigos se habían acercado a ellas y estaban a su lado.
—No puede ser posible que ya estén por marcharse —murmuro Andrés sonriendo, al verlas de pie y con sus pertenencias en las manos— ¿Por qué se van? La reunión está muy animada y es en su honor.
—¡Eso es cosa que a usted no le importa! —respondió Amanda cortante. Ya que de la Ronda se había dirigido directamente a ella.
—Lo que más me agrada