Fueron tres días de viaje. He hablado con el abuelo cada vez que sale al pueblo, porque en la finca no hay señal, a menos que se dirige a la montaña que me enseñó Emy. Sin embargo, era importante que hubiera para que mi hermana pudiera estudiar y la gran Margaret Alarcón trabajar. Y de eso se estaba encargando mi abuelo.
Estaba emocionado. Yo dejo a Azra con mi madre y al día siguiente me iría a Los Ángeles, debo encargarme de conseguir la casa, Liliana debe de llegar mañana y yo espero hacerlo el jueves en la noche, tal vez el viernes. No podía acercarme a Emily, pero si podré verla desde lejos… —Debo ser fuerte para no ponerla en peligro.
Habíamos llegado a Santa Marta por mar en navíos clandestinos donde se puede perder el rastro al dar nombres falsos. De ahí mi abuelo alquiló un carro que usaré para llevar a mi hermana hasta Medellín.
—Iskander, ¿Qué pasaría su mi papá se da cuenta de la existencia de mi hermanita?
—Hermanito.
—Apostamos.
—Voy a ganar. Pero si Serkan se entera… Ma