Estaba sentado en la banca, dejó las muletas a un lado. Entretanto dejaba las lágrimas correr libremente por el rostro, de repente sintió a alguien sentarse a un lado de forma sigilosa, cuando giró la vista, se trataba de Nick, quien también reflejaba en el rostro la preocupación.
—No pidas marcharme —comenzó a decir en tono inquieto, como si estuviese sopesando muy bien sus palabras—. Porque en este momento no pienso h