NO ME ODIES POR AMARTE
NO ME ODIES POR AMARTE
Por: Sheal
Capítulo 1.

Siempre llego corriendo a la oficina, como cada primer lunes de mes, tenía las primeras reuniones en el departamento de Recursos humanos de la compañía Mcmartín, la mejor agencia de abogados de la ciudad. A sus treinta años, se sentía una mujer privilegiada por poder trabajar desde casa, a excepción de el primer lunes de mes, que pasaba todo el día en la oficina, entrevistando nuevos empleados, realizando las nóminas y contratos de todo el personal. Estudiar Administración de empresas no fue mi mejor decisión, pero nunca me he arrepentido de ello, gracias a eso, tengo un trabajo que me permite disfrutar de mi verdadera pasión, la resposteria, a lo cual se dedica de manera extralaboral.

Julia subió rápidamente los dos pisos que le quedaban para llegar a su despacho, con el maletín colgando de su hombro izquierdo, los dos cafés de Sturbucks en la mano derecha, y una docena cupackes de calabaza con frosting de queso que ocupaban su mano izquierda.

- Julia! Deja que te ayude - dijo Susana la recepcionista, quitándole los cupcakes,

- Gracias, Susana,, me llevo uno! Lleva mucho tiempo esperandome?

- Quince minutos.

- No soy capaz de llegar puntual nunca! - exclamó dirigiéndose al despacho de su jefe. Tocó dos veces a la puerta, esperó, un minuto y entró. Dejó uno de los cafés junto al cupcake encima de la mesa.- Siento llegar tarde- murmuró.

- Ponte las pilas, Julia, en cinco minutos empezamos con las entrevistas, cualquier día mi paciencia se acabará contigo. -dijo su jefe Angel, un hombre de cuarenta y dos años, demasiado atractivo para no fijarse en él, y al quien Julia todavía, a pesar de llevar cinco años trabajando con él, todavía no había conseguido perderle el miedo. Julia se sentó en la silla frente a él, y comenzó a sacar toda la documentación de su maletín, además, sacó su portatil y lo encendió.

- Tengo todo listo, Sr. Martín, aquí tiene los diez curriculum ordenador alfabeticamente, he puesto un posit en los dos que yo he seleccionado.

- Bien, empezaremos por esos dos, entonces.

- Saldré a llamarles.

- Espera, cinco minutos más mientras nos tomamos el café. - dijo en voz suave, mientras agitaba su café, aquel hombre se había acostumbrado a ese pequeño momento en el cual compartía un café y un dulce, con aquella joven que tanto llegaba a impresionarle. Julia se había convertido para él en un soplo de aire fresco cada vez que llegaba a la oficina, siempre sonriente, educada y amable con todo el mundo.

- Es de calabaza y queso mascarpone.

- Está buenísimo! Gracias! - dijó mirándola fijamente mientras devoraba aquel cupcake.

Tres horas después, Julia se encontraba en su despacho, sumergida en miles de papeles, cuando su movil compenzó a sonar bajo toda aquella montaña de papel.

- Si?. -preguntó al descolgar.

- Juls, es que nunca miras quien te llama?

- Noel, estoy a tope, no tengo tiempo ...

- Comemos?

- Imposible. Pero ven a cenar hoy a casa, tengo algo que contarte.

- Desembucha!

- A la noche, impaciente. -dijo despidiéndose. Al ver llegar a su jefe hacia su despacho.- Todavía no tengo preparado los documentos Sr. Martín, en media hora se los llevo a su despacho para firmar ...

- No ... No te preocupes, es la hora de comer, venía a invitarte a comer.

- A mi? Porque? - aquellas dos preguntas hicieron que su jefe riera a carcajadas, algo que sorprendió a Julia, hasta ese momento jamás le había visto reirse así.

- Me he dado cuenta, que llevo cinco años degustando tus dulces cada vez que vienes, y yo ... Creo que te debo unas cuantas comidas.

- No es necesario Sr. Martín, para mí es un placer traer los dulces para todos - quiso matizar.

- Lo sé, pero de verdad, me gustaría que me acompañar hoy a comer.

- Esta bien - dijo cogiendo su bolso y su chaqueta americana de color rojo.

- Iremos al restaurante italiano de la esquina, te parece bien?

- perfecto, gracias.

Al llegar al restaurante, y después de pedir la comida, Julia agradeció que toda la conversación se centrara en temas laborales, no se sentía con tanta confianza con aquel hombre como para hablar de sus vida privada, además, no podía dejar de sentirse observada por él en todo momento. Angel no dejaba de observar a la joven, le llamaba la atención todo en ella, desde su forma informal de vestir, hasta la forma de recogerse el pelo despeinado con una simple horquilla.

- Desear algo de postre? .preguntó el camarero.

- Yo tomaré panacotta de queso con frambuesas -dijo Julia

- Para mi el tiramisú al ron - dijo Angel. Al llegar los postres, Julia no dejaba de observar el tiramisu. - Quieres probarlo? - preguntó Angel

- No, no, no, la panacotta está buenisima, Disculpe, es una manía que tengo, de observarlo todo, pero no es necesario, me apasiona tanto la repostería, que a veces me dan ganas de probarlo todo, más que nada para comparar con lo que yo hago, pero no es necesario. - dijo avergonzada.

- Haremos una cosa, compartiré mi postre contigo, si tu compartes el tuyo conmigo.

- No es necesario, de verdad - Julia no dejaba de repetirse en su cabeza, lo estúpida que era, avergonzarse así por un postre, Julia eres lo peor de lo peor.

- Me gustaría que tuvieras más confianza conmigo, Julia, sólo es un postre, nos conocemos desde hace cinco años, y a penas hemos mantenido una conversión que no sea laboral. -dijo poniendo su mano sobre la de ella. No me mal interpretes, tu ...

- Essta bien, - le cortó- compartamos el postre. - mientras compartían el portre, Angel logro que ella se relajara y le hablara de cosas de su vida, que ni él mismo sabía, ni se hubiera imaginado. De vuelta a oficina, mientras caminaban por la calle entre la gente Angel detuvo a Julia sujetendola por el brazo.

- Gracias por acompañarme hoy a comer, Julia, de verdad te lo agradezco mucho, hoy ... No quería estar solo

- Gracias a usted por invitarme, la próxima pagaré yo - dijo para quitar hierro al asunto, a pesar de sentir que algo le pasaba aquel hombre

- Bien, te tomo la palabra, entonces, repetiremos -Julia comenzó a maldecir por dentro, Eres tonta o qué? Julia porque has dicho semejante cosa, volver a comer juntos, venga, vamos, pónselo en bandeja, guapa!- pensó maldiciendo. Julia conoció a Noel cuando tenía quince años, es el instituto, desde el principio fueron uña y carne, nunca hasta el día de hoy se habían separado, ni siquiera había discutido nunca, Noel era un gay argentino que estaba como un trem! Y quien venía la vida en color rosa, su optimismo y mente positiva en todo momento, era el equilibrio que Julia necesitaba para contra restar sus bajones. Un poco de picoteo para dos, fajitas de gambas, ensalada de frutas y un coulantt de dulce de leche fue la cena que ella preparó para dos.

- Nena, llegó tu hombre! - exclamó Noel abriendo la puerta con la llave que ella le había dado años atrás.

- Estoy en la cocina - gritó ella.

- Vos estás loca de atar! Comida para dos o para doscientos? Mañana tendré que morir en el gimnasio. - dijo besándola en el cuello.

- Adoro tus besos, lo sabes verdad?

- Son irresistibles.

- Creido, si no fueras gay ... - susurró Julia

- Si no fuera gay nos hubieras acostado en el instituto - dijo cogiendo la primera fajita.- Habla, qué me quería contar?

- Qué sabes de la app tinder?

- Todo lo que quieras saber, amor. Es una app de organización de eventos, sólo se accede a ella con invitación privada, porque todos los usuarios son de un estatus social alto, deportistas, cantantes, toreros .... Por qué?

- Me enviaron una invitación privada, me apunté, pensando que podría venirme bien para lanzar un poco mi blog, tenía miedo que fuera una app de contactos.

- Los eventos son privados, algo de eso también hay.

- No me jodas! He aceptado un evento de chocolate en el Hotel Sanz Glor

- Chévere! Y cuando es?

- Este viernes, a la una de la mañana, una cata de chocolate para parejas, ya me han enviado el cheque de 1.500 euros.

- Y donde está el problema?

- Tienes planes para el viernes?

- Ahora si! A penas has cenado nada.

- No tengo hambre, he comido demasiado en el almuerzo, mi jefe me invitó a comer al italiano. - Noel se atragantó con vino. - No pienses mal.

- Te lo he dicho infinidad de veces, ese hombre está colado por ti.

- Si bueno, y por su mujer también.

Una Julia enfundada en unos vaqueros y camiseta negra, terminaba de organizar el salón que le habían dejado para el evento, los camareros la estaban volviendo loca a preguntas. Y Noel detrás de ella pidiéndole que se cambiara de ropa, como gran estilista que era, le había conseguido un esmoquin negro de mujer en forma de buzo, con medio escote en la espalda, y forma de chaleco en la parte del pecho, a juego con unos zapatos de salón estileto. Julia cogió el traje, corrió a los baños y se cambió de ropa, un poco de maquillaje, un elegante moño alto que recogía toda su melena negra, se colocó el micrófono en la oreja y salió al salón. Las mesas ya estaban ocupadas por varias parejas, logró contar hasta diez mesas ocupadas, jamás pensó que se apuntaría tanta gente. Desde la puerta, se acercó a un camarero que vestía pantalón negro y chaqueta blanca.

- Disculpa, podría traerme un martini doble?

- Perdona?

- Martini doble, por favor. - El camarero se acercó a la barra, pidió un martini y volvio junto a ella.

- Gracias, -dijo ella tragando de un sorbo el martini.

- Nerviosa?

- Me muero de los nervios. - La luz del salón se volvió tenue, y una suave música comenzó a sonar. Noel fue a buscar a Julia.

- Amor, sal hay y ganaté tu sueldo. - comentó gracioso dandole un pico en la boca.

- Ay Noel no puedo hacerlo, yo ... - el camarero se acercó a su espalda y con voz firme le susurro- Lo harás bien, Julia - Julia sintió un escalofrío y sin girarse ser dirigió a la mesa que había en el centro del salón. Sin pensarlo, comenzó hablar, primero presentándose, de manera divertida y distendida, comenzó a hablar de los chocolates que había en cada mesa, sus origenes, los sabores, las combinaciones que había hecho con los diferentes chocolates y las frutas o las combinaciones con diferentes esencias. Tras ir probando cada uno de ellos, junto a los allí asistentes, como si de un juego se tratase, y tras una hora después, llegaba poner el punto y final aquella velada, y con una voz casi en hilo y de manera sensual comenzó a hablar de último de los chocolates, una esfera negra efervescente que explotaba en la boca para dejar todo su sabor en el paladar, un esfera para dos compartir con la persona amada o deseada, pidió a cada invitado compartir su esfera con la pareja que les acompañaba, el silencio se apoderó del salón, y la mente de Julia se bloqueó al ver que los invitados no le seguía en juego.

- Quizá les esté pidiendo mucho, pero les aseguro que lo disfrutarán, vamos, quien no se ha besado en publico alguna vez, olvidemonos de los prejuicios y disfrutemos del placer de provocar a nuestra pareja. - de donde salían aquellas palabras? Llegó a pensar Julia.- Yo no tengo pareja, pero si la tuviera no dudaría ni un segundo ... - el camarero que le sirvió el martini se acercó a ella, y con un suave movimiento que quitó la pequeña bandeja de plata que contenía la esfera de chocolate. Julia desconectó el micrófono un segundo - Qué haces?

- Ya tienes pareja, adelante, demuestranos el poder de esta esfera -dijo sonriendo y retándo a Julia, quien volvió a conectar el micrófono.

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