XXXVIII
El día estaba pegando directo en esa espalda desnuda, misma que recorrió e hizo suya, así como todo ese cuerpo virgen. Él lo observaba, porque era la última vez en esa vida que lo haría. No obstante, agradeció haber hecho ese vínculo, que lo ayudaría a encontrarlo de nuevo.
Sasha estaba apenas en bóxer, sentado viendo como salía el sol, a pesar de la mañana fría. Haberlo tomado, fue de las mejores cosas de su vida. Por dentro, el debate de sus dos almas, una que deseaba quedarse con él para siempre y la otra, que deseaba volver a ella, para siempre. Tenía que acabar todo, de lo contrario la maldición jamás acabaría y la lluvia triunfaría de nuevo, lo que significaba que un amante, estaría infeliz para la eternidad.
Miró a Vincent mientras un suspiro entraba a su pecho. Con el dolor de su vida tuvo que despertarlo, pronto tendrían la práctica final para las presentaciones y lograr uno de los tres lugares del podio. Ambos sonrieron y se besaron sin freno unos minutos más, que