Salida de amigos

Al llegar a clase de geografía, me senté en uno de los últimos puestos y me coloqué mis auriculares mientras comenzaba la clase.

Al rato, comenzaron a lanzarme papelitos a la cabeza... me quité los auriculares y cuando iba a buscar a responsable, llegó el profesor.

********

- Isabella – susurraron a espaldas mías. Me giré para encontrarme a Nicolás con su cabellera desordenada.

Esbocé una sonrisa cuando extendió un papelito. Lo tomé entre los dedos forcejeando por la fuerza de él, hasta que lo soltó.

Con cuidado de no ser vista por el profesor, lo abrí.

¿Iras al juego de hoy?

Pd: di que sí

Me giré a verlo, pero me pasó otro papelito.

Por favor

Suspiré rendida tomando el boli

Con una condición

¿Cuál? Di

Helado despues del juego

Playa o casa del árbol

¿Cuál prefieres tú?

La que quieras. Tu decisión, compañera

...casa del árbol en la playa

De inmediato Nicolás alegó en voz alta.

- Tramposa. Tienes que elegir una opción, no las dos.

Todos nuestros compañeros y profesor se giraron a vernos, haciéndome sonrojar.

- Señor Wright y señorita White. La nota. Ahora – ordenó llegando a mi puesto.

- Pero... – balbuceé mirando al señor calvo.

- Señorita White. Ahora – extendió la mano.

Le quité el papel a Nicolás rápidamente dándoselo al profesor, quien lo leyó sorprendido. Al terminar, bajo la vista a nosotros.

- Saben que no están permitidas las relaciones amorosas en esta institución... – empezó a decir pero lo callé.

- ¡¿Qué?! – Chillé – nosotros no somos pareja. Lo juro.

- Eso es verdad profesor, aunque si usted cree que lo somos, por mí no hay problema - Comentó con una sonrisa en la cara.

Le di un golpe en la cabeza - ¡Nicolás! No estamos para tus bromas – farfullé fulminándole con la mirada.

El profesor dejó que nos quedáramos el resto de la clase, pero las miradas de todos por haber insinuado esa nota que soy la novia del capital de futbol y el chico más popular del instituto, me tuvo inquieta el resto del día.

Y más por el hecho de que somos mejores amigos. No, novios.

********

- ¿Nicolás y tu son novios? ¿Por eso no aceptaste la cita doble? – atacó Danna junto a mi casillero al final de la jornada.

Suspiré rendida negando – No y no – aseguré sacando mi mochila

- Vale, pero no significa que no dejes de estar en boca de todos. En especial de las fanáticas locas de Nicolás – murmuró caminando a mi lado.

- La verdad ni me interesa – finalicé mientras pasábamos por un tumulto de fanáticas locas de Nicolás que me mataban con la mirada.

Al llegar al campo, subí las gradas para visualizar a lo lejos a Nico con el uniforme de futbol americano azul con letras amarillas. Al verme alzó la mano saludándome con una sonrisa de oreja a oreja.

Nick y Fredy, sus mejores amigos también al verme salieron corriendo a grandes zancadas. Nick por lo alto, al abrazarme me dejo colgando los pies mientras reía abiertamente llamando la atención de todos.

Por su parte cuando el rubio me bajó, Fredy apareció ante mí con su particular acento inglés.

- Qué bueno que viniste – murmuró abrazándome

- Sí, pues. No tenía opción – bromeé cuando llego Nicolás y me dio un beso en la mejilla

Nick se nos quedó mirando – aun digo que no es justo – comentó cruzándose de brazos.

Enarqué las cejas confundida - ¿Qué no es justo?

Me giré a ver a Nico, a quien le centellearon los ojos azules rascándose la nuca incómodo.

- No es nada. Tranquila

- ¿Qué no lo es? – chilló el rubio girándose a ver a Nicolás – estaba ganando terreno de conquista con Isabella y usted me la arrebata, no es justo – explicó fingiendo indignación fulminándolo con la mirada a Nicolás

Solté la carcajada al entender.

- Vale, chicos. Nadie ha ganado ningún tipo de terreno conmigo ¿okay? – Aclaré mirándolos a los tres – solo somos amigos. Nada más

- Bien – bufó el rubio – deberíamos regresar, sin embargo, bella – me llamó señalándome con el índice – no me rendiré – informó mirándome a los ojos, con sus ojos marrones divertidos.

Fredy rodó los ojos y lo siguió despues, dejándome sola con Nicolás. Trastabillé sonriendo para girarme a verlo.

- Si quieres, siéntate aquí. No durara mucho el partido de entrenamiento

Asentí sentándome. Nicolás bajo unos escalones – Con respecto a Nick... – le llamé, haciendo que se girara a verme con su melena castaña desordenada – es bromeando... ¿verdad?

Nico rio asintiendo – Sí. Sabes cómo es, solo bromeaba.

- Vale. Ve al campo, te esperan – mostré mientras sus compañeros hablaban de estrategias u otras cosas.

Observé nuevamente a mi amigo y le sonreí haciendo una mueca.

Al rato de ver que empezaban a jugar y las fanáticas locas de Nicolás y otros jugadores me observaban murmurando, escuché que gritaban a lo lejos mi nombre.

Me giré a ver de quién se trataba, encontrándome a Danna moviendo un brazo emocionada, llamándome mientras estaba cogida de la otra mano con un muchacho unos centímetros más alto que ella. Y justo detrás del otro chico opuesto en apariencia al otro, observando jugar al equipo desinteresadamente.

Al llegar a donde me encontraba. Me paré para saludar a Danna.

- ¿Qué haces aquí?

Se encogió de hombros sonriente con su melena rubia ondeando por la espalada.

- Sabía que vendrías a ver a Nicolás. Y como no quisiste ir a la cita, pues traje la cita conmigo – explicó señalando a los dos muchachos.

Rodé los ojos exasperada pero Danna me miró amenazante.

- Bella, por favor. No es tan malo como lo pintas. Solo conócelos ¿sí? – rogó juntando las manos.

Sopesé la idea unos segundos, hasta que sin remedio acepté.

- Bien. Solo por esta vez – aclaré. Mi amiga con gran entusiasmo gritó dando un saltito.

- Vale, mira él es Eliot y el Dylan – señaló al primero que me sonrió dulcemente. Forcé una sonrisa asintiendo al saludo sin dejarme anonadada por su cuerpo de dios griego o sus ojos grises cautelosos pero traviesos y cabellera rubia perfecta.

- Un gusto bella. Danna tenía razón – comentó girándose a verla

- ¿Con qué?

- No te dejas impresionar por un hombre – añadió mirándome fijamente – ni tampoco intimidar.

Rodé los ojos cruzándome de brazos – Sí, pues. He visto los suficientes tipos de coqueteos para no dejarme cegar por ello o siquiera por el ego. Aunque claro está, que el segundo siempre supera en estatura a su portador ¿me equivoco? – Lo miré, que negó dándome a razón, a lo cual asentí – sin embargo, al tener un hermano rompecorazones, aprendí a superarlo – confesé encogiéndome de hombros.

Eliot sonrió ampliamente fijándose en la existencia de su amigo junto a él observándome impresionado.

- Por cierto. Te presento a Dylan, mi mejor amigo.

El chico extendió la mano hacia mí. La estreché con la de él.

- Hola. Un gusto conocerte – tartamudeó.

- Igual... supongo – respondí con desgana.

- Bueno ¿nos sentamos? – preguntó Danna.

Todos asentimos mientras Dylan se sentaba a mi lado y al otro lado, Danna quien hablaba con Eliot.

En la siguiente media hora, Dylan me formó la charla mientras me sentía cada vez con más ganas de asesinar a Danna. Al mismo tiempo me sorprendió mucho la cortesía que mantenía a pesar de que contestaba muy borde o solo evadía las preguntas fingiendo interés en el partido.

Cuando finalmente acabó el entrenamiento, Danna y Eliot se fueron, dejándome a propósito con Dylan.

- ¿Te gustaría ir a comer algo y de paso me das un tour por la ciudad? – preguntó tímido.

Me giré a verlo a los ojos – No sé si sea buena idea. Había quedado de salir a comer helado con Nicolás – me excusé señalando el campo vacío.

Dylan observó unos segundos este, hasta que cuando apareció Nicolás para subir las gradas, me miró.

- ¿Es tu novio?

Alcé las cejas alarmada, sintiendo la cara roja - ¡¿Qué?! No. El solo es... – murmuré girándome a verlo, quien me sonrió – un amigo.

- ¿Lista? – preguntó Nico mirándome, para fijarse despues de la existencia de Dylan.

- Si – me levante junto a el – él es Dylan – señalé.

Nicolás y él hicieron un gesto de presentación, despues nos decidimos a ir los tres a comer helado y de paso Nico y yo le mostramos la ciudad mientras le contábamos algunas de nuestras anécdotas de niños o adolescentes. Despues de ir a la playa y allí terminar de comer nuestros helados, Nico se excusó al recibir una llamada de su padre que lo necesitaba urgente en su casa.

Por su parte Dylan me acompañó a casa donde ya en la entrada saqué las llaves y al despedirme, me detuvo.

- La pase muy bien contigo – dijo mientras esbozó una sonrisa.

- Aja. Yo igual, sin embargo, fue una lástima que Nicolás se fuera ¿no lo crees? – pregunté dejando incrustadas las llaves en la cerradura.

Dylan negó metiendo las manos a los bolsillos del pantalón.

- Fue la mejor parte de la tarde – se excusó encogiéndose de hombros – en verdad quería pasar tiempo contigo. A solas

- Vale. Pues estamos a solas – ironicé

Al percatarse de mi comentario, supongo que ato cabos de cómo lo he tratado en toda la tarde hasta que se acercó más a mí.

- ¿Por qué eres tan fría? – preguntó mirándome fijamente.

- Por la misma razón por la que intentas coquetear conmigo sin razón aparente – justifiqué encogiéndome de hombros.

Despues de unos segundos en un silencio incomodo, me giré para abrir la puerta pero volvió a detenerme.

Rodé los ojos pero esta vez a girarme, Dylan se encontraba a milímetros de mi boca, entremezclándose nuestras respiraciones.

- ¿Qué haces? – pregunté paralizada.

- Despidiéndome – dijo al momento que al ser tan fugaz no alcancé a defenderme.

Sus labios impactaron con los míos en un tierno y suave beso. Cuando se separó de mí, mi mano impactó en su mejilla y entré a casa sin tentar más a la suerte, dejándolo botado en la entrada con un portazo que le dio en la nariz y una cachetada como parte de mi despedida. 

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