Un mensaje. Dos mensajes. Tres mensajes.
Exasperada tomé mi móvil y abrí un ojo fijándome en los mensajes de Danna, bufé dejándolo en la mesilla sin prestar atención, sumergiéndome en las cobijas.
Un mensaje. Dos mensajes. Llamada.
- ¡Joder! Que quieres. Trato de dormir – Chillé al descolgar.
- Que genio. No se te olvide que soy mayor que tú cuatro meses – contestó
Rodé los ojos.
- No se te olvide que soy más... baja que ¿tú? – enarqué las cejas negando. Que defensa, Isabella. Que defensa.
- Eso no lo discuto, bella – rio – levántate, estoy en diez en tu casa – afirmó colgando antes de que pudiera contestar.
Quité las cobijas de mi camino y a regañadientes me dirigí al baño.
Despues de una ducha rápida, sequé y cepillé mi cabello, dejándolo en un cebollín alto, un poco desordenado.
Tomé de mi armario unos shorts de mezquilla, esqueleto negro, leñadora blanca de cuadros negros y converses blanco.
********
Al terminar de desayunar un vaso de leche y galletas con mermelada, salí a toda prisa chocándome con Aarón. Mi hermano mayor.
- Fuera de mi camino – empujé abriendo la puerta principal.
- ¿Otras vez tarde? – rio recargándose en el umbral diciendo lo último casi a gritos.
Danna, que estaba impaciente, hizo sonar el claxon tres veces más mientras corría a subirme al auto.
- ¡Adiós! – grité dando un salto al mismo tiempo que mi mejor amiga aceleró.
Tomé varias respiraciones.
- ¿Qué pasó? – pregunté de inmediato al fijarme que la chica rubia sostenía el volante con bastante fuerza, completamente callada.
- ¿Por qué lo crees?
Me giré a verla con obviedad – Dilo – ordené
Esta farfulló algo por lo bajo para mirarme unos segundos a través de sus ojos marrones.
- Te tengo una propuesta – dijo sin quitar la vista de la carretera.
- ¿De qué trata?
- Imagínate que conocí a un chico hace unas semanas. Cool, guapo e inteligente. Buen partido... – afirmó
Volví a ver hacia la ventana, cortándola – al grano.
- ¡Bien! – Gritó levantando las manos del volante – es muy majo, me agrada. Empezamos a salir anoche y quiere conocerte y yo a su mejor amigo. Con el fin de juntarlos. Os llevareis muy bien, lo juro, además también...
- ¡¿Qué?! – chillé volteándome a verla casi rompiéndome el cuello en el acto.
- Por favor, será divertido, os conoceréis todos, comeremos pizza y...
- No, Danna. No quiero tener algo que ver con un hombre y menos ¡salir con el! ¿Qué tal si es un psicópata que escapó de un psiquiátrico? ¡Moriría! – dramaticé moviendo los brazos alarmada.
Sé que no sucederá, sin embargo, si es la única manera de evitar que crea que iré, alabado sea el señor.
- No seas melodramática. Viene de New york, no de un psiquiátrico – murmuró estacionando el auto junto al de María.
- En New york también hay psiquiátricos... – afirmé en voz baja
Danna despues de apagar el motor se giró a verme - No irás ¿verdad?
Asentí – No iré, jamás. Lo lamento – murmuré saliendo del auto a su lado
- Vale. Nos vemos en el descanso – dijo emocionada saliendo a correr.
¿De qué me perdí? ¿No se supone que debería estar triste porque no acepté? ¿No feliz como una lombriz?
********
Las primeras horas pasaron volando, donde gracias a Dios no tengo que compartir clase con Danna. Al almuerzo, me dirigí a la mesa donde se encontraban ya sentadas mis amigas.
Me senté junto a María, mientras seguían hablando de cosas banales que les sucedieron el fin de semana.
- Chicas ¿ya les conté que ayer empecé a salir con un chico muy guapo que se llama Eliot? – dijo muy emocionada, por encima de las voces de las demás.
- Sí. Lo repetiste durante las dos primeras horas de clase – comentó María picando su espagueti, cayéndole un mechón de cabello castaño al rostro.
- ¡¡Yupi, Eliot es el nuevo adonis!! Alto, fuerte, inteligente y ¿Que más, Danna? – Preguntó con fingida emoción Malia –...idiota olvidé decir.
Danna por su parte, le lanzó una papa a la cara.
- ¡¡Ja!! Lo dice la chica que no para de idolatrar a su novio desde hace dos años y medio – retó
- Danna... – amenazó Malia.
De inmediato decidí hacer acto de presencia, lanzándoles papas a las dos.
- ¡¡Basta!! Parecéis unas bebes.
- Lo somos – dijeron al unísono sacando la lengua en mi dirección.
María por su parte, alzó la mirada de su plato.
- Además, recuerden que es mejor no tener que andar con chicos, te quitas un peso de encima y gigante ¿eh?
- Bueno, eso es porque a ti no te gusta que se te acerque algún hombre que no sea tu padre. Te aterrorizan – dijo Danna señalándola con una manzana.
- Así la vida es más simple ¡¡y feliz!! – alegó María buscando apoyo.
Alcé la mano, concordando con ella – es verdad. Miradme a mí. Soy muy feliz sin novio – comenté tomando un sorbo del jugo de María.
Ella me alegó de inmediato, pero me levanté llevando mi mochila al hombro.
- Es mi pago
- ¿Por qué? – enarcó las cejas
Salí corriendo despidiéndome con la mano - ¡¡Por apoyarte!!