Elena sintió una mezcla de emociones cuando el vehículo se detuvo frente a la majestuosa mansión Villalba. El sol ya había salido del todo y sus rayos bañaban el hermoso jardín perfectamente cuidado, en el cual las flores ya empezaban a extender sus pétalos. El cielo en esa mañana estaba totalmente despejado aunque en el interior de aquella casa el ambiente se tornaba totalmente nublado y gris, aunque la opulencia intentara mostrar otra cosa. Era evidente que el esplendor de la escena contrastaba con la tensión que se respiraba en el interior de aquella casa, donde los lujos apenas podían disimular el peso de los secretos que la habitaban.
Se quedó unos instantes dentro del auto, con los ojos cerrados, respirando hondo antes de tomar su bolso y salir. Sabía que, al cruzar esas puertas, su vida volvería a estar envuelta en intrigas, mentiras y sumado ahora a una constante sensación de peligro. Se ajustó el abrigo con un ademán casi instintivo, y bajó del auto. Su corazón latía con fue