Capítulo 46: Un testimonio lapidario

Los murmullos en la sala se ven acallados con el grito desesperado de Damiana.

—¡Es mentira! —el juez llama al orden y le pide a Lucie que continúe.

—Ella fue un día a la empresa a buscar a Armand para molestarlo con lo del juicio, pero no estaba así que la enfrenté yo. Allí me dijo que había amenazado a Armand, le dijo que, si no terminaba la relación conmigo, haría todo lo posible para quitarle a Aurore y que no la vería nunca más.

«Pero que, si yo me iba, ella le daría la custodia sin poner problemas.

—Y usted se fue.

—Sí.

—Pero ella no se detuvo en sus acusaciones falsas.

—Veo que no.

—¡Es una maldita mentirosa! ¡Sáquenla de allí…! —grita histérica Damiana.

—¡A la única que sacaré de aquí es a usted! —le dice el juez y hace que continúen—. ¿Tiene pruebas de lo que está diciendo?

—Sí, yo… yo la grabé, su señoría, con mi reloj —a Damiana se le cae la cara por la sorpresa y la abogada coloca la grabación.

—Y no sólo tenemos esa grabación, su señoría, sino también que le hizo al señor
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