Isabella.
El mensaje de la madre de Matthew llegó en un momento inesperado. Apenas había tenido tiempo de recuperarme de la conversación con Sarah cuando mi teléfono vibró, y al ver el nombre "Sra. Carrington" en la pantalla, supe que las cosas no se iban a calmar pronto. No me había esperado una invitación tan directa y menos para un plan que parecía tan casual.
“Isabella, me encantaría que me acompañaras a hacer unas compras esta tarde. Será una buena oportunidad para conocernos mejor. Te recogeré a las tres.”
El tono formal de su mensaje no dejaba lugar a dudas: esto no era una simple salida. Iba a ser una prueba, un interrogatorio disfrazado de compras. A pesar de todo, no podía negarme.
A las tres en punto, un auto negro apareció frente a mi casa. La señora Carrington estaba sentada en la parte trasera, impecablemente vestida, con gafas de sol y un aire de elegancia que parecía natural en ella.
—Isabella —dijo cuando me subí al auto—, qué gusto verte de nuevo.
—El gusto es mío, s