- No... ¡No puedo! Mi padre no sabe nada de esto. Está enfermo... Por favor, por favor. - Le supliqué.
- María, no estoy bromeando. - Dijo, apretando aún más la pistola contra mi cabeza.
Sin saber cómo actuar, encontré los datos de contacto de mi padre en el móvil de Theo y llamé.
- ¿Theo? ¿Cómo está?
- ¿Papá?
- ¿María Lua? - su voz mostraba preocupación.
- Ponlo en el altavoz. - ordenó Daltro.
- Lo pongo en el altavoz, papá. - le advertí antes de que pudiera dejarse engañar.
Hades apretó tanto el revólver contra mi cabeza que me desequilibré. Me agarró violentamente por el brazo y me llevó hasta la pared cercana a la ventana, donde me recostó hacia atrás, con la frente apoyada en el frío ladrillo.
- ¿Te crees muy lista, zorra? - me susurró al oído.
Gemí, asustada, dolorida, sin saber si sentía los miembros inferiores o superiores.
- María Lua, ¡cálmate! - ordenó mi padre.
Hades seguía hablándome al oído, para que le dijera a mi padre lo que quería, tan bajo que apenas podía oír su vo