Volví a besarla, como me gusta esta culicagada.
—Absolutamente novia mía.
Sus brazos rodearon mi cuello, nuestras lenguas volvían a unirse, mi verga se estaba levantando, tengo todo claro, hoy no llegaremos al sexo. Me separé un poco.
—Mañana debo trabajar. —susurró.
—Bien, mañana te llevo al trabajo y me presentas a tu jefe.
—Él es gay, está casado con un hombre más atractivo que él. —alcé una de mis cejas, la miré.
—El que vuelva a ser tu novia no significa que no tendré vista, y lo bueno se admira.
Le mordí lentamente el labio inferior y le saqué un gemido, «eso no fue buena idea» gritó mi verga. Tendré que sentarme unos minutos para no ser tan evidente.
—Sí, hoy me enteré de que está casado.
Llamé a la mesera, pedí la cuenta y eso me ayudó a no salir del bar con una erección. De la mano salimos; me contó sus razones para haber cambiado el horario de sus clases, en tema profesional fue una buena jugada.
Debo mirar cómo hago, porque yo necesito estar en el cuartel, y no quiero estar