Inicio / Romance / Mr. and Mrs. Problems / 5. Conociendo a Mr. Problem
5. Conociendo a Mr. Problem

CHARLIE

Cuando aquel misterioso chico bajó de su moto seguía puesto su casco negro con unos diseños de metaleros o algo así, su rostro no se distinguía tanto pero su cuerpo se mostraba que no era uno más aquí, en la parte trasera de su chaqueta decía: Life/Scream. A más de que llevaba un estilo auténtico de motociclista. Creí que eran de esos que amaban, ya saben, aquellas bandas que tal vez todos dicen conocer para creerse "diferentes". Habían personas que se dicen amar bandas así solo por llamar la atención, pero aunque no lo crean aún siguen vivas personas que realmente les gusta, por ejemplo: mi padre, como dije antes, él fue quien me introdujo en todo el mundo del rock y demás. Ahora he perdido mucho de eso.

Cuando se quitó el casco dejó al descubierto su rostro, todas las miradas, incluyendo a los cuatro, estaban sobre él, chicas que mandaban sus suspiros, chicos que hablaban de su moto, pero algo me llamo la atención, Emma, ella estaba como decirlo ¿soñando despierta?

Reí, espero que no sea el típico chico popular que es egocéntrico y fanático de hacer sentir mal a los demás.

—Eh... como que nos vamos, ¿no? —interrumpí, ya era hora de que volvieran en sí. Todos sacudieron sus cabezas volviendo.

—Oh, claro, vamos. —dijo Derek con una sonrisa pícara, bien este chico me está poniendo nerviosa y más cuando su mano se posó en mi cintura. Cuando quise voltearme a dar una última mirada al chico, Derek me tomó de la mano y me hizo perder un poco el equilibrio.

—Hey, Emma. —la llamé, ella seguía en su mundo viéndolo—. ¡Emma! —me miró algo frustrada.

—¿Eh? ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? —estaba demasiado confundida.

—Vamos. —dijo Will, ella asintió y los cuatro caminamos en fila, estaba en la punta Will, yo a su lado, Emma a mi lado y por último Derek que se había separado de mi, éramos como cuatro modelos superdotados, o así me sentía con ellos.

Sí, miren, el capitán del fútbol americano, ósea mi hermano. Derek, otro de los jugadores estrella de ahí, según mi hermano ya vendría un partido pronto así que ahí lo juzgaría, Emma una pelirroja que interesante a simple vista, su estilo era enriquecedor, eso la hacía ver genial y por último yo, una chica casi rubia, pero es castaño, no rubio, castaño. Aunque creo que ahora todos están con falta de vista porque me falta mucho para llegar a ese nivel y mi ropa, mi estilo, pero atrevido, claro no tanto.

Todas las miradas se pusieron en nosotros, éramos admirados como la octava maravilla del mundo lo que me hacía sentir algo rara, los silbidos, cortejos, etc, se hicieron presentes.

Pero siendo sincera, sentía que la vista se ponía más en mí, que en los otros y eso me ponía nerviosa, no me gustaba en nada ser el centro de atención de nadie. Por un segundo sentía una música en mis oídos: Stayin' Alive, la perfecta como para entradas así. Típico.

Sentí la mirada de alguien detrás mío y por instinto giré, me encontré con unos ojos azules penetrantes que me miraban como una presa que van a atacar en cualquier segundo.

Era aquel chico.

Al verlo este y yo conectamos miradas por un gran tiempo. Pude sentir algo palpante en mi pecho que me hizo estremecer, una sonrisa egocéntrica se formó en su rostro. Yo solo giré los ojos como si fuera una molestia.

Oh mi Dios, que sonrisa, bien aunque fuera egocéntrica era perfecta de alguna forma. Tenía en claro que este tipo debía ser el playboy del instituto. ¿Qué ocurría con los playboys hoy en día? ¡Son una plaga en todas las escuelas!

O quizá me estaba equivocando con el personaje.

Mi hermano realizó mi misma acción girando al cabeza, para darse cuenta de la escena que pasaba ante sus ojos, noté que frunció el ceño, lo miró horrible, casi con desprecio, en serio. Will me tomó de los hombros de manera sobre protectora y me giró para seguir viendo al frente.

—Camina. —ordenó con frialdad, ¿desde cuándo un chico le incómoda tanto como para hacer esto?

—¿Qué? —no pude acabar de checar a ese chico, porque Will jaloneó mi brazo.

La mirada de los chicos se ponía en mí, examinándome de arriba hacia abajo y viceversa. Fulminé a algunos idiotas que se pasaban de la raya con sus comentarios y podemos decir que un basurero salió volando a la cara de uno: cortesía de Will McCabe.

Al llegar a secretaría me sentía más tranquila y boté todo el aire reprimido. La señora que estaba frente a mi tenía todo menos el aspecto de anciana, era una joven de unos veintiocho años por lo menos, con su falda más corta que su blusa, su cabello teñido de un rubio y lentes de contacto verde que claramente se veían artificiales. No tardaba ni un segundo en mandar miradas a mi hermano, pero el estaba más concentrado en que nadie se me acercara.

Nos dieron nuestros horarios, como Emma y yo éramos de segundo, y mi hermano con Derek de tercero, solo compartíamos clases extracurriculares. Lo cual terminó por agradarme.

—Bien, me toca Historia, esto será aburrido. —dijo Will mientras miraba su papel. Soltó un bostezo—. Genial... —dijo malhumorado.

—A mí igual. —dijo Derek emocionado, creo que a él si le agradaba aquella materia, con el poco entusiasmo de Will se dieron cinco los dos llenos de alegría. Oh, bueno, más o menos, les alegraba que irían juntos en clases, se notaba que eran unidos.

Miré mi papel, me fijé en la primera hora: Química, decía. Bien, lo soportaré, es una de mis materias favoritas, pero nadie sabe.

—Física. —dijo Emma, todos me miraron para que dijera mi clase.

—Química. —dije bajando la vista a mis zapatos.

—Bueno, esto es así, Derek y yo compartimos hasta la tercera hora, ahí hay un receso. Emma, después de tu clase de Literatura, vas a la cafetería. Charlie, nosotros te pasamos viendo por tu clase para ir juntos.

—¿Juntos? —pregunté con el ceño fruncido—. ¿Cómo es eso?

—Sí. —dijo con firmeza Will—. ¿Creías que te sentarías con otras personas? —rió histérico—. Me dí cuenta de cómo esos lobos te veían, ni loco te separas de mí. Así que te pasamos viendo y no vayas a salir con otras personas que no seamos nosotros, no sabes como son las personas aquí.

—Sí, mi capitán. —dije agobiada.

Todos rieron ante mi comentario, bueno eso de salir con ellos todo el tiempo no estaría tan mal, estaría Will, Derek, Emma y el equipo. Pero aún así sentía que mi libertad volvía a desaparecer. Tampoco iba a quejarme mucho, no conocía el lugar, así que era mejor ir con gente que conocía bien por dónde ir.

—Espero que hoy sirvan algo bueno. —Emma estaba sacando algo de su maleta—. Ten.

Me tiende un lapicero celeste con unos brillos pocos comunes a lo largo, dando la sensación de estar jugando con algo parecido a un montón de escarcha.

—¿Por qué me lo das?

—Voy a suponer que en esa maleta tuya no has traído nada de material.

Oups.

—Un cuaderno quizá. —reviso la mía. Con suerte era una maleta de espalda, no tendría que sufrir mucho dolor por lo cómoda que era—. ¿Sabes qué? Dame eso. —cojo el lapicero al percatarme de mi falta de esferos. ¿Cómo se me pudo pasar el traer esferos? ¡Ni un lápiz!

—Ahí lo tienes. —me sonríe de una manera poco convencional, pero me agradaba.

—Eres despistada. —mi hermano se me burla por unos minutos y juro que estaba por estamparle algo en su cara para así podar callar sus molestas palabras.

—Bien, bien, pero mejor me voy, no quiero ser mal vista mi primer día. —interrumpí las risas, me quería ir ya de ahí—. Adiós.

Todos asintieron lentamente, caminé alejándome, pero apenas doble una esquina me detuve de golpe. Diablos. No sabía donde quedaba la clase. Miré los letreros pero aún así no logré orientarme, una voz se oyó a mis espaldas.

—¿Pero sabes cómo llegar? —era Derek, giré para verlo desconcertada—. Si lo deseas puedo llevarte.

—Claro. —dije sonriendo ante su comportamiento tan dulce y educado.

—¡Con cuidadito, O'dowell, te veo intentando otra cosa y te quedas sin herederos! —le advirtió Will desde el otro lado con un grito, a más de eso el venía a nosotros con la mandíbula apretada, ceño fruncido, hasta los manos hechas puños—. Advertido... —murmuró intimidante, o por lo menos lo intentó. 

Esta faceta de Will me asustaba.

—Hermano, tranquilo, no haré nada. —bromeó Derek. Me sonrojé repentinamente, se acercó ami dejando su boca a escasos centímetros de mi oído—. Por lo menos aún no. —susurró, mis ojos se abrieron de sorpresa, me tomó desprevenida, sentí como mis mejillas se tornaban rojas, más intensas en su color, así que para disimular me cubrí con mi cabello que logró caer como una cascada sobre mi rostro.

Me despedí lo más rápido que pude para luego separamos e ir cada uno a las clases.

—Bienvenidos todos a nuestra clase de Química, soy la señorita Marina, espero no tener que suspender a nadie este año, así que como es costumbre en mi clase, yo daré la asignación de sus puestos.

Se oyeron quejas por todo el salón hacía la señora de unos treinta años o más, yo no tenía inconveniente con aquella asignación, nada malo pasaría, me daba igual con quien me tocara, con tal de que no fuera este de mi lado: acosante y algo volado, que se suena los mocos con su manga como si fuera la última vez que lo hiciera.

—Bien, empecemos: Ross y Ashton —unos dos chicos que parecían de los practicantes de natación se pararon, saludándose con un choque de puños con diversión, estos chicos se conocían, la maestra prosiguió—. Francis y Simons, Dixon y Mirlos... —y así siguió hasta que llegó a mi apellido—. McCabe y Henman.

Al decir mi nombre tomé asiento en mi puesto, pero la maestra se detuvo al ver que nadie se sentó a mi lado. De igual forma me sentí algo tonta por ver que era la única a quien le pasó el no tener a su indignado compañero. Los comentarios llegaron a mis oídos pero los bloqueé de inmediato.

—¿Henman? —repitió la señora, nadie respondió, lo iba a decir de nuevo, pero el sonido de la puerta abriéndose llamo la atención de todos, pero llamo más la atención la persona que entró.

Ese chico otra vez.

—Señor Henman, otra vez tarde. —lo miró la maestra bajando sus lentes para verlo mejor, echando miradas acusadoras y negó con la cabeza. 

Este solo sonrió de la misma forma que en la entrada, cuando ambos nos miramos.

¿Qué, este va a ser mi compañero? ¿Él? ¿Deben estar jugando conmigo?

Bien aunque es lindo y todo, él no me agrada de cierta forma. Tiene ese "algo" que me inquieta o simplemente sea la comida de la noche.

Era simplemente la idea de saber que tenía magnestismo para todas las personas, curiosamente pude percatarme de las miradas que estaban sobre él y saqué una conclusión que esperaba comprobar. Este chico era diferente, pero no sabía si de una forma positiva o negativa, eso inquietaba mis nervios, más por el simple hecho de que compartiríamos una clase codo a codo y no sabía qué esperar de todo eso.

—Bueno... agradezca que vine.

Ya...

Eso lo dijo con cierto tono egocéntrico, su voz: gruesa pero a su vez misteriosa, dulce y coqueta, que a cualquier persona haría caer. Sinceramente me sorprendí.

—Solo siéntese. Señor Problemas, ¿o cómo es que le dice la licenciada Mirty? Mr. Problems, ¿quiere? —dijo la maestra señalando la silla de mi lado—. ¿O desea reprobar de nuevo mi clase?

¿Qué? ¿Mr. Problem? ¿Reprobar de nuevo?

El alzó las manos en signo de rendición y camino a la silla junto a mí, pero se detuvo cuando me vio, esa sonrisa volvió a él, pero con más intensidad lo cual logró ponerme algo nerviosa, puse los ojos en blanco y miré a la ventana ignorándolo.

Oí la silla siendo arrastrada, respiré profundo. No lo veas Charlie, no lo veas... m****a.

—Hola. —me dijo con una sonrisa coqueta, al notar que no le contestaría se acercó un poco a mi asiento—. Soy Liam —arrimó su brazo al espaldar de mi silla con picardía.

—Charlie. —dije cortante sin sonrisa, sin nada.

—¿Charlie? ¿No es nombre de chico? —alzó una ceja en espera de mi respuesta. Giré los ojos en señal de frustración.

—Es Charlotte, pero odio ese nombre así que sólo Charlie. Algo increíblemente conveniente, ¿no crees?

—Oh, pues tienes razón, es conveniente... me gusta. —bajó su mano a la parte baja de mi silla y la arrastro hacia si, yo no sabía qué hacer, su mirada trataba de intimidarme, pero claramente no lo permitiría, subí mi pie derecho antes y los puse sobre su silla empujándolo hacia atrás con fuerza, pero no la suficiente para tirarlo de la silla, solo para alejarlo. Se vio sorprendido, pero en menos de nada su ego volvió.

—No te creas tan listo. —dije con una sonrisa fingida—. Idiota —miré de nuevo a la ventana. Se escuchó su risita, lo miré con odio, para dejarle claro que me dejara en paz. 

¿Qué acaso esto le parecía gracioso?

—¿Eres nueva, no?

—Creo que es obvio. —eso lo dije muy lento y sarcástico.

—Que complicada. —no sabía si ese comentario lo debía tomar bien o mal.

—No fastidies. —para ser la primera impresión nos fue de la peor forma posible.

—Ash, que sentida. —aun jugaba con ese tono de diversión, quizá para descifrar cuál era el exacto para sacarme de mis casillas.

Yo me limité a ver a la pizarra donde esa maestra escribía no sé qué en ella.

Tener a este chico a mi lado me ayudó a cuestionarme que ese "algo" que suponía, existía en realidad. Desde este momento noté que los dos no llevaríamos una relación tan amigable, por suerte para mí y para él, estaba decidida en permanecer neutral cada vez que estuviera ante su presencia porque tenía la debilidad de tener la paciencia tan reducida como la de un cacahuete. Debería tener cuidado, después de todo no quería meterme en problemas tan pronto y solo pasaría si de verdad creía que algo estaba mal o al ver algún tipo de injusticia. Mi voz se escucharía y ya no importaría los reclamos.

—Quiero que hagan esta investigación en sus cuadernos para la próxima clase, alumnos.

—Genial. —anoto unas últimas cosas en mi libreta.

La clase pasaba lenta, era frustrante. Esto solo era presentación de cada uno de nosotros y lo que uno siempre debía decir era qué esperaba del nuevo año escolar. Todo era monótono y repetitivo, al parecer nada era original. Justamente, y antes de irnos, la maestra nos pidió que pasemos al frente y digamos algo sobre nosotros o nuestra expectativa de vida. Pero me llamaba la atención el comentario de mi nuevo compañero.

—No tengo intenciones de limitar el poder explotar todo mi potencial. Aun no sé para qué seré bueno en un futuro, pero cuando lo averigüe, voy a hacer todo para ser el mejor. Lo aseguro, y nada ni nadie me detendrá de ser eso.

Hubo silencio. No me esperaría una serie de aplausos, pero tampoco pasó eso. Cuando todos habíamos acabado de hablar sobre nosotros y volvimos a tomar asiento, siento a Liam un poco más cerca de mí.

—Señorita, su turno.

Me levanto algo aburrida y veo a todos los presentes. Me quedé algo sorprendida, todos veían hacia mi nuevo compañero entre susurros y parloteos, que se notaba que no eran nada buenos. En muchas de esas miradas pude notar miedo, desaprobación, hasta ira. ¿Qué pasaba? Liam lo notaba, pude verlo, pero hacía como si no le importara. Eso me enfadó hasta el punto de que no podía articular palabra. Las personas no tenían pudor al hablar, no oía qué decían, pero no esperaban ser discretos: querían que sus comentarios fueran recibidos y se notaba que no eran buenos.

—Señorita, hablé.

Por un momento olvidaba dónde estaba parada.

—Bueno, yo...

Dejé de hablar porque no había notado que el ambiente estaba tan turbio, tan pesado...

—Yo... igual quiero ser la mejor, y creo que se debe lograr siempre siendo buenas personas, siendo bueno con tus amigos, familiares, conocidos o compañeros... —resalté mucho esa palabra con mi voz—. Si sólo estamos para criticar a los demás pero no para autocriticanos no llegaremos a nada, si ser más de lo que ya somos.

Las personas que andaban cuchicheando se callaron de golpe al oírme. Mi tono de voz había cambiado por completo, era más profundo, más enojado, más asqueada de ver gente así y compartir un salón con ellos.

Un susurro me hizo sobresaltar, pero no fue hasta que vi su sonrisa que me quedé paralizada. Liam estaba con una mirada muy distinta a la que tuvo en toda la clase. Ya no era el "chico malo", sino... dulce. De verdad, su rostro decía "gracias", pero se veía algo conmovido y feliz. Al ver sus labios pude distinguir lo que dijo.

—Me gusta.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP