19. Protección Divina.

Nos estacionamos junto a la catedral, me dirijí a la parte trasera del vehículo. El viento ondeaba mi campera y mis pantalones, se avecinaba una tormenta. Espero que seamos la calma dentro de este mal. que nuestra intervención sirva para salvamos muchas vidas. mi cabello cubría mi rostro, tapaba mi vista, no podía observar las armas. pero al mirar con detenimiento mi cabellera pude observar que ya eran más dominantes las mechas blancas. Las canas me invadían. ya estoy viejo. Acomodé mi peinado para atrás y tomé un AK 47, una nueve milímetros, un calibre 38 y una escopeta pajera. las cargué dentro de mi estuche me santigué frente al portal e ingresé al templo. recuerdo que mis tacones producían un ruido particular contra la baldosas del monasterio. tock, tock, tock. El eco volvía y retumbaba con más fuerza era inminente mi llegada al altar, dónde estaba la figura de nuestro señor en la cruz. Acomodé mi flequillo que cayó sobre mis ojos y me arrodillé a dar algunas plegarias.

–Hijo mío.
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