17. Los fantasmas del pasado.

aún recuerdo su dulce voz cuando me preguntó.

—Cariño, debo ir a trabajar. hay café en en la tetera. puedes servirte cuando gustes. pero, ¿te encontraré al volver?

medité antes de dar una respuesta. no quería darle falsas ilusiones. aunque a quien engañaba era lo que deseaba con ansias. quedarme en un lugar y disfrutar. pero, debo limpiar mi nombre no puedo permitir que esto quede impune. debo regresar y pelear contra mis fantasmas. Ya lo hice una vez. ocupé nuevamente la casa donde sufrí en silencio. la casa donde me crié junto a mi madre, ya que mi padre nos abandonó. a mí y mis hermanos. si no fuera por la fuerza de voluntad determinación no sería el profesional que soy hoy en día. un poco desaliñado, con problemas alimenticios, pero un buen ciudadano, que paga sus impuestos.

le dije que volvería, pero como es sabido mi profesión no es certera. y más en las circunstancias en la que me encontraba. luchar contra un ser que ni en la put* vida se cruzaría por la mente de una persona normal que viviría y compartiría el suelo guaraní con mis semejantes.

— Te deseo lo mejor. sé que todo te saldrá bien. —me alentó.

—que tengas un excelente día y una buena jornada laboral mi cielo. —le deseé para así dejarla partir con un beso que se escapaba entre la comisura de mis labios y extendió sus manos como si no quisiera despegarse de mí. como si no quisiera alejarse.

08:50.— Luego de un buen café con 3 cucharadas de café y pan con manteca para reponer fuerzas por la mañana. me levanté y fui a la calle. caminé por la vereda y las personas que se quedaban viéndome me hacían sugestionar. creía que me seguían, pensaba quee atraparía la policía. o peor, en los lugares oscuros y sombríos me imaginaba que saldría el demonio de entre la negrura para terminar lo que pospuso. ¿Cómo una persona puede recuperarse de un dolor tan grande? un trauma que te deja marcado de por vida. sin duda aún siento su aliento que resopla mi nuca. aún siento su pelaje que roza mi antebrazo como un felino o como un abrigo de lana. es más de cualquier vegetación rehuía por temor a que saliera a traición y me clavara sus enorme, oscuras y mugrienta garras con restos de carroña entre las cutículas.

rompió mi meditación la bocina de un golfcito que recorría la zona, había cruzado luz ropa y no puse atención. el conductor realizó ademanes, me insultó y mandó al demonio hasta a mis antepasados, pero yo no estaba en condiciones de hacerle caso. levanté la mano tratando de apaciguar y crucé al otro lado de la vereda. pero de pronto, se detiene un vehículo negro, era un sedan, escuché el accionar del freno de mano y no paró el motor, abrieron las puertas y bajaron dos hombres con buen porte, la silueta que proyectaba el sol diurno los hacían ver como atletas, fortachones, eran mis colegas, llegaron para ayudarme con el nuevo proyecto. Depurar el Cerro y eliminar a sus demonios.

—No sé amigo qué tan grande y feroz es esa vestía, pero Dios me dio el poder y la convicción para eliminarlo. alabado sea deus por un día fructífero de caza. —expuso Marcel ex policía, dado de baja que actualmente se dedica a cumplir los caprichos de los millonarios que paguen mejor.

— Sí hermano, la naturaleza es divina. si ese animal tiene esas proporciones es un regalo de la pachamama. —acotó Soto, un ex militar adicto al canabis, tiene su propia plantación y trafica e exporta a la argentina. y en el volante uno de los hombres más violentos que he podido presenciar Stone era oficial de las fuerzas conjuntas. luego por inconductas fue dado de baja. suele ser llamado en acontecimientos o lugares que necesitan un extra de seguridad o de contención. no creo que ningún mortal desee combatir contra él. que esté en su sano juicio.

— ¿Traen las armas que le pedí? –pregunté

— hermano estamos como para hacer un golpe de estado, armados hasta los dientes. el escuadrón poison está on Fire. terció Marcel.

—Bueno, vamos por Guachiré.— dijo Soto mientras tiraba el pitillo al suelo.

—¿Qué pasó de ese Loco? —indagué.

– Cuentan las malas lenguas que se cayó de cabeza de un helicoptero practicando paracaidismo y quedó un poco tocado. patina más de lo que se encontraba, pero siempre es diestro con las armas. —relató Soto.

–Vamos. — Ordenó Stone, para así tomar asiento y partir junto a nuestro Hombre camicase.

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