15. Aires de libertad.

Con un ojo al frente y el otro cerrado seguía el sendero que desemboca a la carretera. Al despegar algunas malezas pude notar el brillo de la luna sobre el parabrisas de mi Ford del rey, el cual no fue hurtado, corrí con suerte,  porque lo dejé abandonado algunos días, también pude ver la motocicleta de Duarte en el suelo y una patrulla, supongo que dejaron el helicóptero en un helipuerto adecuado y vinieron en ese automóvil, por eso tardaron en llegar.

Una vez que estaba a fuera sentí que la densidad del aire se disipaba y quedaba atrás. Caminaba cojo de una pierna y cerraba un ojo con gestos de dolor, miraba a ambos lados y al sentirme con libertad miré atrás. La penumbra que reinaba en el lugar, la que nos acosaba desde el momento que entramos se quedó entre las ramas de los árboles, las cuales limitaban la reserva, Mientras que en las afueras, específicamente en la carretera la luna resplandecía y dejaba caer partículas resplandecientes parecidas a la plata. Era una

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