Él no fue olvidado.

Todo parecía pasar en cámara lenta. Una mata de rizos rubios, mejillas asalmonadas y... alguien caminado hacia él. Alguien a quién supuso solo lo mantenía en recuerdos, solo...

—¡Desapareciste! —Inerte, su lado racional dejó de... —. ¿Por qué? Te busqué, prometí que regresaría y tú... ¿Por qué?

Un espasmo sacudió su cuerpo. ¿Acaso el universo estaba en su contra? ¿Acaso se encontraba tan sumido en los recuerdos del chico que se adueñó de su corazón que ahora lo imaginaba? Porque, ¿era solo una ilusión, cierto? No era posible que estuviera frente a él, ¿cierto?

—¡Deja de mirarme así! —«No, tú no eres real. ¿Estoy volviéndome loco?»—. ¡Soy yo! Soy yo, Kil.

—N-no, tú...

—Me olvidaste —Se negaba a creer porque ese chico delante de él quién mostraba una expresión agónica, mirada dolida, rostro... —. Te olvidaste de mí. Te olvidaste de tu novio.

—Nath, realmente, realmente... estás aquí —balbuceó incrédulo—. ¿N-no eres una ilusión?

La risa histérica que soltó el chico delante de él conectó
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