Nollace la llevó a la cama. Justo cuando estaba a punto de levantarse, Daisie tiró de él para mantenerlo ahí. Por suerte, fue lo bastante rápido como para sostenerse apoyando el brazo en la cama. Mirando a la mujer de ojos de ciervo que tenía debajo, tragó saliva con fuerza y frunció el ceño. "Daisie, te estás portando mal otra vez".
Daisie le acarició los labios con el dedo y dijo: "No soy una niña, así que ¿por qué soy una niña mala?".
Nollace respiró hondo y le apartó la mano. "Si no te detienes, yo...".
Sonrió. "¿Tú qué?".
Daisie tenía un rostro dulce y seductor. Ningún hombre podría resistirse a ella si se aprovechaba de su rostro inocente.
Ella no tenía que atraer o disfrazarse. Su sonrisa era su trampa, y ninguna presa podría escapar de ella.
Nollace no dijo nada.
Fijó su mirada sobre ella, y su mandíbula se tensó.
Mientras Daisie pensaba en utilizar la técnica que aprendió de la televisión para seducir a Nollace, él la besó sin avisarle.
Volvió a la realidad y le puso