El bocinazo sobresaltó a un transeúnte, que los fulminó con la mirada, pero no pudieron escuchar lo que ella le gritó. Para Colton, que iba en el asiento del conductor, era distinto.
Lo escuchó claramente y su rostro se ensombreció.
"¡Freyja Pruitt!". Colton abrió la puerta, le agarró la muñeca y rechinó los dientes. "¿Cómo me llamaste?".
Ella no podía escapar ni soltarse de su agarre. Le empezó a doler la muñeca porque la agarró con demasiada fuerza, así que le gritó: "¡Suéltame!".
Colton la agarró por la barbilla y se acercó. "Dilo otra vez”.
Sonaba amenazador.
Freyja dejó de forcejear y soltó una risita. "¿Vas a pegarme otra vez?".
Colton se rio histéricamente. “Nunca te pegué...". Hizo una pausa y no continuó.
Perdió el control la última vez, ¡pero nunca le pegó!
"No recordarías algo tan insignificante". Freyja apartó la mano y se masajeó la muñeca. "Me voy a ir si no tienes nada más que decir. No quisiera ser una molestia".
Ella trató de alejarse, pero Colton le bloqu