Capítulo 241
Raimundo sintió que su mente se quedaba en blanco y exclamó incrédulo: —¿Qué has dicho? ¿Mi hermano y Pascual están muertos?

—Sí, señor— respondió el hombre con voz temblorosa.

—¡Bang!

De repente, Raimundo le dio una patada que lo arrojó directo al suelo: —Solo, estás diciendo imbecilidades, con Eladio allí, ¿cómo podrían estar muertos?

—Señor, Eladio también ha muerto.

—¡No, no lo creo!

Raimundo gritó enloquecido.

Luego, varios más que habían sido enviados a investigar regresaron.

Sus respuestas eran idénticas a las del primero.

El cuerpo de Raimundo se quedó rígido, como si hubiera dejado en ese instante de respirar, completamente inmóvil.

Segundos después, de repente escupió un chorro de sangre, y con un rugido histérico gritó furioso: —¡Que se prepárese la familia Ares, los Ortiz no descansaremos hasta verlos en la ruina!

Al terminar de hablar, solo sintió que todo se oscurecía ante sus ojos y se desmayó en el acto.

—¡El señor se ha desmayado, llamen a un médico rápido!

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