Capitulo 729
—¡Así es, en efecto me conoces bastante bien! —dijo el hombre como si estuviera dando órdenes—. Más tarde, deja que esas dos jovencitas se queden. Esta noche quiero hacer un poco de ejercicio.

—Claro, Eugenio, ahora mismo lo organizo —respondió Benicio con una sonrisa.

Benicio no podía ocultar su entusiasmo. Sabía que, si lograba agradarle, cualquier favor que recibiera de él sería suficiente para llevar su negocio a un nivel nuevo.

En la entrada del ascensor del hotel, Juan y su grupo de tres salieron.

—Es por aquí —dijo el Cazador guiaba el camino.

El ascensor no llevaba directamente al último piso. Después de salir, tuvieron que subir unas escaleras para llegar a su destino.

En la puerta, dos hombres estaban de guardia. Ambos reconocieron de inmediato al Cazador.

—El Cazador, el jefe está ocupado adentro. Espera aquí un momento —dijo uno de los guardias, pensando que venía a informar algo, sin prestar demasiada atención a los otros dos.

Juan miró a los dos guardias con indiferencia.
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