Capitulo 540
Juan solo esperaba a ver en manos de quién acabaría la piedra, para después intentar persuadir al nuevo dueño de que se la vendiera. Si la persona se negaba, pues Juan simplemente se encogería un poco de hombros y.… tendría que recurrir a otros métodos.

Todos los presentes mantenían la vista fija en los movimientos del dueño de la tienda, cada uno conteniendo el aliento y enfocándose concentrados en la máquina de corte mientras esta descendía con gran precisión sobre la piedra.

Cuando el primer fragmento de la piedra cayó al suelo con un sonido seco, una chispa de decepción se encendió en los ojos de la mayoría. La máquina había dividido la piedra en dos, y la superficie cortada carecía de cualquier indicio de brillo o rastro de jade. Aunque muchos ya habían perdido las esperanzas, se mantuvieron al borde, conteniendo ansiosos la respiración.

Bruno, acompañado de un grupo de sus secuaces, contemplaba la escena con los dientes fruncidos. Molesto, escupió al suelo y, con las manos detr
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