Al estar un poco más cerca de él gritó con todas sus fuerzas.
—¡WAGNER!
Su vestido ondeaba gracias a la brisa que provocaba las aspas del helicóptero. Al parecer a causa del ruido producido por el motor de ese aparato él no podía oírla.
—Wagner. Volvió a gritar corriendo hacia él, pero era demasiado tarde.
[...]
El millonario no había tenido tan buena noche, después de llevar a Nadia a casa por la mañana optó por dejarla sola un tiempo. Entendía que necesitaba tiempo para ella… tiempo para pensar las cosas. Tiempo para