Pero la castaña había respondido muy tarde, porque la respiración de Wagner se había hecho constante. Lo que significaba que se había quedado dormido antes de escuchar su respuesta.
<Que lastima> penso… realmente deseo que la escuchara. Acomodo su cuerpo en el hueco que el rubio le había echo con su cuerpo, también estaba cansada y necesitaba reponer fuerzas. Ese hombre de ojos gatunos era insaciable.
[...]
Los rayos del sol escalaba las paredes de la habitación donde dormía una Nadia agena a lo que estaba pasando dentro de la recámara.
Cuando de pronto un ruido sordo la despierta de golpe. Ésta abre los ojos como platos enfocando de donde provenía el estruendo.