56. Ese es el gran problema
Georgia se preocupó ante la petición de su hermana, pero Alessia intentó quitarle peso, al menos, mientras llegaba la noche y podían hablar sin problemas. Por ahora, Gia estaba por salir de la firma y la hora de la comida junto a su esposo e hijo, eran un tiempo sagrado, por eso la esperaba más tarde en el penthouse.
—Nos vemos a la noche, te amo —se despidió Gia.
—Te amo. Acá te espero —dijo Ale y colgó, sintiéndose un poco más calmada.
Tras guardar el teléfono, se quedó pensativa un momento, no sabía qué le iba a decir a Noah, porque todavía no estaba nada claro, ni siquiera sabía qué era lo que le iba a decir a su hermana. El escritorio de Noah pareció llamarla y caminó con paso firme, pero silencioso, se aseguró de que él no la viera desde el interior de su oficina y revisó el correo que le había mostrado, le tomó una foto y buscó otro correo en el que consiguiera los datos del abogado.
Conseguir la información de esa forma no era la mejor, pero era lo que tenía en ese momento. No