40. Un tema delicado
Después de unos minutos, Noah salió de la habitación, ya completamente vestido y con una actitud relajada. Encontró a Ale y Charlie en la cocina, este último muy concentrado mientras ayudaba a batir la mezcla para los panqueques. La escena le arrancó una sonrisa inevitable.
—¡Ya casi estamos listos! —anunció Ale, mientras le guiñaba un ojo a Noah.
—¿Puedo ponerle chocolate? —preguntó Charlie, mirando a Alessia como si buscara su aprobación.
—Claro que sí. Panqueques con chocolate suenan deliciosos —respondió ella, disfrutando de la inocente alegría en el rostro del niño y sacó la salsa que el niño necesitaba.
Los conejos quedaron un poco extraños, pero Charlie se sentía feliz y orgulloso porque “él mismo había puesto la masa en la plancha”, con ayuda de su papá.
El desayuno transcurrió con risas y charlas amenas. Alessia fue cuidadosa en no cruzar ninguna línea, tratando a Noah con la naturalidad de una amiga de la familia. Al final, cuando el ambiente se volvió más distendido, Charli