Capitulo 11 "Primera jugada ganada"
 Mi corazón está agitado, mis piernas me comienzan a fallar. Sudor cae de muchas partes de mi cuerpo. Siento mis músculos contraerse. Y una adictiva sonrisa está en mi rostro. — Bien jugado —le digo a la capitana— Me gustaría volver a jugar contra ustedes el siguiente año. — Esperen más —Me respondió tomando mi mano. Como pude llegué a la banca más cercana. Tomé un poco de agua y estoy tan feliz. La entrenadora me mira satisfecha, se acerca a mi— Me alegra ver lo buena que eres, Elisa. Te desarrollaste muy bien, este partido fue digno de una final de finales. — Soy muy buenas, me hicieron sufrir mucho —Le respondo a la entrenadora. — ¿Qué te digo? —me dice— Estamos en las nacionales, aquí todo puede o no pasar. Ve a ducharte, para que vayas a descansar, llevaste tu cuerpo al límite para poder ganar con esa señorita que saca con la fuerza de 20 balas. Y tenía razón, esa chica tiene unos brazos demasiados potentes. Poder recibir sus saques me provocaban un dolor enorme, pero es algo que se tenía que hacer. Cuando íbamos a jugar, cuando estábamos a punto de iniciar, dejé mi celular. Y tenía un mensaje, al principio no supe quién era, pero durante el juego me di cuenta quien. Mikkel Astor había venido a verme jugar. Literalmente, atrás de él, había dos chicos con un cartel en manos. ¡Elisa, acábalos! La letra algo fea y sin nada de adorno, me llevó a pensar que el había escrito eso con sus propias manos. No conozco ningún solo hombre que escriba bonito. Me levanto después de unos minutos y me dirijo a paso lento a las duchas. Me siento demasiado cansada, no quiero imaginar el dolor que sentiré cuando mi cuerpo se enfríe. En los vestidores, quedan pocas chicas. Violeta me dejó un mensaje, donde se excusa ya que terminando el partido, tuvo que irse, así que iremos a celebrar otro día. Una vez me he enfriado, duchado, me coloco unos mom jeans. Son mis favoritos para siempre, con un top azul cielo. El bra no me lo pongo, ahora mismo solo quiero comodidad. Guardo mis cosas en mi bolso. Un poco de ropa sucia, cartera, celular, tenis. Para cuando estoy lista, ya es tarde. Las chicas se han ido. Me toca cerrar a mi. Ninguna quería celebrar la victoria hoy, estamos molidas. Al salir, ya no hay autos. Solo unos pocos, me pongo unos audífonos y empiezo a caminar mientras busco alguna canción para escuchar, encuentro la indicada. "Es que no paro de pensar, en qué rico fue" Siento como alguien, se detiene frente a mi. "La cama cómo chocaba con la pared Tu diciéndome al oído maltrátame" Astor me mira y me hace seña de que me quite los audífonos. "Como si no hubiera nunca una segunda vez baby" Me quito los audífonos, nos quedamos viendo los dos sin decir nada unos segundos. — Ahora quién acosa a quién —Le digo cuando no dice nada, de inmediato aparece su sonrisa, infiernos, con esa sonrisa. — Yo solo busco a una chica que me debe —Me responde haciendo un movimiento con sus hombros. — Creo suponer que esa chica soy yo —Respondo divertida— ¿Ya sabes cómo te quieres cobrar? — Si, pero voy a esperar poco más —me responde — Como quieras —Le quito la importancia— Si no hay nada más que decir,e tengo que ir. — ¡Oye! —alza la voz, la seriedad con la que nació este hombre vuelve a su rostro, haciendo que se vea más que atractivo— ¿No me vas a decir gracias? — ¿Por qué? —Respondo confundida. — Gracias a mi, ganaron —Dice y creo lo dice de verdad ya que no hay una pizca de broma en su cara— Te di ánimos — ¿Lo dices por el cartel? —Pregunto realmente divertida. El asiente. — Nadie nunca había hecho algo tan ¿lindo? Por mi —le digo— Hasta me creí que si eres mi super hombre. — Hombre si soy —me guiña el ojo— Sube —me señala su camioneta. — Yo suelo irme caminando —Respondo. Astor no me espera y solo abre la puerta de su camioneta. Suspiro y empiezo a caminar, para subirme. El me dedica una sonrisa, cuando ya estoy arriba, y cierra la puerta. Rodea la camioneta, y sube. — Pon en el GPS tu dirección —me dice. No digo nada, la coloco. Estoy nerviosa, ahora mismo, estoy viendo a Astor con otros ojos. Salgan de mi cabeza pensamientos pecadores. Sinceramente había olvidado lo que Astor era. Siento que somos amigos o algo parecido. Su presencia intimidante, y su aura de chico malo, más todo lo demás me están poniendo nerviosa en serio. — Estar callada no es lo tuyo, Elisa —El silencio que se ha puesto, es incómodo. Se siente la tensión. — Estoy cansada, me duele todo el cuerpo —Respondo y dejo de verlo. — Si, por eso no quiero intentar nada hoy... — Oh. Juro que siento que mi cuerpo quiere sudar de nuevo, por los jodidos nervios que Astor me hace sentir. — Tu exnovio te estaba esperando —Dice de repente— No es bueno que andes caminando sola de noche, Elisa. —¿HUNTER? —preguntó asombrada— ¿Hunter vino? — Si, ese imbécil vino. Mi cuerpo me engaña y me maldigo. Me he emocionado un momento porque Hunter vino a verme. Pero sé que ese idiota haría lo que sea, para volverme a ver la cara de estúpida. — Me impresionas, Elisa —me dice— Te creí inteligente, pero aún te interesa un idiota como ese. Que patético. — Bueno, Astor. Yo si era novia de Hunter y lo era porque estaba enamorada, palabra que obvio tú no conoces, me queda claro. —Hemos llegado a casa— Perdón por pensar que un Hombre puede sentirse mal o algo parecido. — Conozco a los hombres como Hunter y créeme nena, no se siente mal por lo que hizo, si a caso, se sintió mal porque lo descubriste. Mikkel Astor tenía razón. Y aún así, una pequeña parte de mi, piensa que Hunter va a cambiar, pero no porque quiera volver con el, si no porque deseo que encuentre a alguien. Yo no podría estar con una persona que ya me ha engañado, mi mente me volvería loca cuando no supiera donde está. Hay no. — Gracias por traerme, Astor —Le digo cuando estoy por bajarme — Deja de decirme Astor —brama— Dime Mike, mis amigos me dicen así, creo que mi novia de mentiras también puede. Me río. — A h, antes de que me olvidé —me interrumpe mi risa— Registra mi numero, lo vas a necesitar —me guiña el ojo— No creo que falte mucho.