Ya en casa, me como las uñas pensando en salir o no a la terraza, creo que mi pobre corazón se moriría si vuelvo a ver a Aramis tirándose a alguien frente a mí ¡Ay, no! Parezco la novia ofendida y solo me invitó a una cena y me dio un beso.
Mi teléfono suena y reviso que no sea mi padre o Travis, porque por supuesto que tengo su número de teléfono, después de que amablemente mi padre me lo enviara.
“¿Zoa?” — La voz al otro lado de la línea me deja estática, mis manos empiezan a temblar de inmediato.
— Lo siento, si me llamas por algo relacionado con el accidente… — Digo de inmediato, intentando respirar con normalidad.
“Pensé que desayunaríamos juntos” — Tiene una voz ronca, extremadamente embriagante. Miro por mi ventana hasta su balcón, pero no hay n