— Señorita Bellerose, todavía no he aceptado que mi familia trabaje con ustedes, no me convencen como agencia publicitaria — Le digo y el silencio y la tensión en la sala se hacen patentes.
— Señor Devereux, no soy una mujer bonita con la cabeza hueca — Me responde para luego mirar a los empleados y hacer un gesto de inocencia — Son sus palabras textuales, se los juro; No estoy segura si quiso decir que no era bonita o que tenía la cabeza hueca o las dos cosas, en realidad — se vuelve hacia mí y me sonríe ampliamente —Ya no tiene excusas para no apoyar la decisión de su hermano, no me haga pensar que los hombres rubios toman las decisiones importantes con órganos inferiores y no con el superior, Qué tenga un buen día — La veo hacerme un guiño.
— Ah, lo olvidaba decirle algo fundamental: Cuidado cuando conduzca señor Devereux,