— Mi madre está dentro, voy a ver si está dispuesta para saludar, no se ha sentido muy bien últimamente.
— Ay que pena, no quisiera importunar, mejor dejala descansar.
— De todas maneras iré a ver.
Entró en la casa y Gerrit la siguió hasta la sala, Camila se dirigió a la habitación donde seguramente se encontraba su mamá. La vió sentada en la cama, Alba al ver entrar a su hija la miró con angustia.
— ¿Por qué no me dijiste que habías encontrado a tu padre?
— Porque hasta hoy lo confirmé, solo tenía sospechas, pero no quería crear angustias por gusto; él quiere conocerte.
Alba se alarmó y se negó
— ¡No Camila, no estoy preparada! Además; ¿crees que pueda reconocerme?
— No lo sé mamá; ¿si tú lo hubieras visto sin haberlo oído hablar, lo hubieras reconocido?
— No lo creo.
— Entonces vamos, quiero ver que sucede cuando te vea, ha pasado mucho tiempo mamá, no tengas temor.
Se arregló un poco el cabello y dijo:
— ¿Me veo bien?
Camila sintió ternura al responder.
— ¡Estás her