Celos repentinos.

Se Puede decir que el ánimo de Alex en los días consecuentes a la primera salida alocada universitaria, cambiaba drásticamente, algunas veces estaba bien todo concurría normalmente, pero cuando Holly hacía acto de presencia, su humor cambiaba a uno molesto, ácido y francamente irritante para quien tuviese la fortuna de estar con ella en esos instantes, y Kloe fue una de las pocas personas que se dio el lujo de observarla y de hacérselo saber de inmediato.

— ¿Se puede saber qué demonios te pasa? –cuestionó la castaña, que aparecía muy seguido por el apartamento, desde el fin de semana pasado.

— ¿A mí? ¿Qué me va a pasar a mí kloe? Si yo estoy de maravilla ¿no ves lo bien que me encuentro?—decía la chica, a la vez que cortaba los jitomates con fuerza.

Volteo los ojs no creyéndole ni una sola palabra —Mira, durante estos días te he notado rara, a veces estás bien y momentos después estás de un humor de perros— susurró la castaña y miró con aprehensión el cuchillo que sostenía la pelinegra cuando ésta dejó de cortar los jitomates y los remplazaba por una cebolla que cortaba en ligeras capas. Le dirigió una mirada que indicaba claramente que la dejara en paz.

—No la soporto—declaró Alex momentos después de un largo silencio entre las dos.

— ¿A quién? —preguntó Kloe distraídamente, mientras removía la salsa en ebullición.

—No los soporto a los dos, siempre riendo estúpidamente, siempre juntos, siempre charlando, ¿qué no se cansan? —mientras la chica de cabello oscuro decía esto en susurros, miraba de reojo a la pareja que hablaba animadamente en la salita.

—Ah, ya veo. —dijo Kloe dándose cuenta a lo que se refería la chica.

—Solo Mírala, siempre con ese tonto movimiento de cabellera, ojalá se le torciera el cuello en una de esas.

—Alex……. ¿estás celosa? —cuestionó sutilmente la castaña, una vez que hubo alejado cualquier cosa que pudiese servir como arma a Alex para que no se le arroja encima.

— ¿QUÉ? —estalló la chica en un grito, que hizo que se volviera blanco de la atención de Holly e Robert.

— No podrías hablar más bajo.  —susurró la castaña al ver que la parejita las miraba —Ven acá.

Kloe apagó el piloto de la estufa y sacó, prácticamente a rastras, a Alex de la cocina, la llevó directamente a la habitación de ésta, bajo las miradas curiosas de los dos espectadores.

— ¿Y bien? —dijo Kloe mirando inquisitivamente a la chica que tenía los brazos cruzados y cuyo rostro estaba cubierto de un rojo intenso.

— ¿Bien qué? Deja de ver cosas donde no las hay Kloe— dijo ácidamente la chica, cuya expresión de incomodidad y sonrojo decía más de lo que las palabras pudiesen expresar de ella misma.

—No… si yo no veo nada —declaró la castaña en tono sarcástico que irrito a su compañera — yo solo digo lo que me da a entender tu actitud. No te enojes conmigo.

—El hecho de que la señorita peróxido me caiga mal no quiere decir que esté interesada en el superficial ese. —dijo Alex volteando la cara de manera indignada.

—Bueno, es lógico que Holly no te sea agradable, después de todo es muy diferente a ti, es bastante más pacífica, más amable, más femenina, muy popular...

—Ya... cásate con ella entonces. Eres mi amiga o la de ella —interrumpió Alex malhumorada.

—No puedo creerlo— soltó maravillada ante la actitud tan fácil de leer ella —Le tienes envidia y no te culpo, yo también la envidio. —declaró la castaña tomando asiento en el borde de la cama.

—no es verdad. Yo no envidio su vida —declaró Alex sinceramente.

— ¿Ah no? ¿Entonces?

—No la envidio para nada, me da igual.

— ¿Entonces porque te cae mal? ¿Por qué está con Robert? ¿Por qué te lo quiere quitar?

—Me importa un comino si anda tras él, no me interesa.

—Entonces no me explico el porqué de tu antipatía. —dijo Kloe mirándola fijamente.

La chica de cabellos oscuros no contestó, de pronto se encontró en una batalla interna poniendo en una balanza los pros y los contras de  esa chica llamada Holly, en realidad la chica no le había hecho nada, era simpática, y amable, en las pocas veces que la había tratado, pero había algo que no soportaba, y eso era que estuviera con él.

Y como si le fueran tirado un balde agua fría encima Sus pupilas se dilataron, sus rasgados ojos canela se abrieron al máximo, su boca emitió un leve sonido. "Me gusta" pensó la chica, "¿Me gusta?" se preguntó a si misma; "¡¡ME GUSTA!". La verdad revelada le cayó como una pesada losa. Ella se sentía atraída por Robert, siempre lo supo, pero no hasta el punto de quererlo para ella sola, eso involucraba ya los sentimientos, eso sería aceptar que sentía algo más que atracción por él.

— ¡Chicos vamos a salir! —anunció el chico de ojos ambarinos desde la sala.

— ¿Te sientes bien? —cuestionó la castaña tocando la frente de Alex.

—Kloe…yo….yo….no. No puede ser. Es una mala pasada, ¡no me puede estar pasando esto ahora!— negaba con la cabeza  cabizbaja.

— ¿Tu, tu no? ¿No qué? –preguntó Kloe tratando de adivinar el resto de la frase.

—Debo  de estar loca. —decía  mientras tomaba asiento y se cubría el rostro con ambas manos.

—Con tu actitud me lo corroboras. ¿Cada vez te entiendo menos mujer —dijo Kloe.

Alex seguía murmurando para ella misma, ahora acostada en la cama.

—Ok, se acabó. ¿Te estas negando a ti misma que no te gusta Robert? ¿Es eso?

—Como…—dijo Alex, matando el resto de las palabras antes de que brotaran de su garganta.

—¡Demonios Alex! Estás más cegatona que mi hermano. Hasta Rin lo ha notado, claro que no sabe que eres mujer, ella cree que eres "rarito".

— ¿Qué cosa? —más que pregunta sonó más como una exclamación.

—Lo que escuchaste. Pero no te preocupes, yo le di a entender otra cosa. Pero eso no importa, lo que importa es que tú estás celosa, y Holly es la responsable.

—¡¡Pero yo no puedo! —dijo desesperadamente Alex.

—Si puedes. Eres mujer, pero no debes. —aclaró la castaña.

— ¿Qué hago? Ahora sí creo que se me hará difícil ocultar mi identidad —preguntó con nostalgia la chica. El primer día de inscripción le paso por la mente.

—Obviamente no puedes decirle a Robert que te gusta, sin antes aclararle que eres mujer, señorita, fémina, de ovarios, ¡y vaya que tienes ovarios! —dijo Kloe recalcando lo último.

—Pero, ¿y si me delata? ¿Y si no me acepta? No, definitivamente yo no puedo decirle eso, después de todo no sé si yo le gusto, y obviamente no puedo gustarle pues me cree un hombre y él no es gay.

—Bueno ¿y si lo ponemos a prueba?

— ¿Qué quieres decir? —cuestionó la pelinegra suspicazmente.

Negó de inmediato en su mente ante la descabellada idea —Nada, olvídalo,  son solo divagaciones mías. —dijo Kloe sonriendo incómodamente.

— ¿Piensas que él es gay?

—Lo pensé, pero, creo que no—dijo Kloe torciendo la boca en una mueca vaga.

— ¿No le dirás a nadie que yo…? Ya sabes.

—Claro que no tonta, yo soy una tumba. —declaró Kloe sellando sus labios con sus dedos.

Luego de unos minutos en el que estuvieron más serenas ante la confesión de Alex salieron  de la habitación y  terminaron el almuerzo, lo sirvieron, momentos más tarde llegó Urías y Logan en compañía de Rin, que los acompañó a almorzar.

De Holly y Robert no se supo nada hasta después de las doce del mediodía, cuando éste llegó lo único que hizo fue a recoger sus cosas y a darse una ducha pues ya iba de camino a la facultad.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo