Capítulo 35

Eduardo

Jamás he sentido tanta emoción al grabar los últimos detalles de los preparativos de la boda. Luego de ir de allá para acá me echo en la hamaca que cuelga de las palmeras en el patio para tomar un poco de aire fresco; a pesar de mi ropa veraniega que traigo encima, el calor se siente mucho, no quiero imaginar la sofocación con el traje de gala para la boda.

En tanto me maravillo con la espléndida vista del cielo bajo esas verdes palmeras; un auto llega a la casa ¿Serán mis amigos? No hubo necesidad de averiguarlo; la risa escandalosa de Bruno lo comprueba. Me apresuro a ir a las escaleras, es grato saludar a compañeros de travesuras de la universidad después de meses. Lo único desagradable fue ver llegar a Sebastián ¿Qué hace aquí ese caradura? Ignorándolo bajo los escalones para darles un abrazo a mis locos amigos.

Risas, a
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