Por Solange
Ema sonríe.
-Yo sí y, antes que nada, no lo pude evitar, estaba tu madre, hablando con la mía y se lo dije.
Él tiene el suficiente control sobre sí mismo para evitar decir algo tan delicado, lo dijo porque quiso decirlo.
-Eso es lo que temo, hacés lo que se te ocurre, tomás decisiones que no te incumben solamente a vos.
-Pude evitarlo, es verdad… pero mi madre estaba hablando de lo maravilloso que es nuestro hijo y tu madre estaba espantada de que lo conociera, más bien de que supiera de su existencia y le dije que se equivocaron al mandarte a Italia, que me alejaron de mi hijo y de vos.
-Ema…
-Te juro que…
- ¡No jures! Yo no le iba a decir jamás que sos el padre, ellos pensaban que me involucré con cualquiera y por eso lo despreciaban más, ahora…
-Ahora lo van a respetar y a vos también, ni siquiera le dijiste la cantidad de empresas de la que sos dueña.
-Quiero que me respeten por mí, no por lo que tengo o soy.
-Cielo, aunque no estés de acuerdo, hay personas que te res