Por Emanuel
Pasaron dos semanas en que no coincidí con mi hermano.
Las cosas no estaban bien entre nosotros.
Tampoco volví a ver a Solange.
No la vi personalmente, porque en mi celular tenía la cobertura casi completa de su parque, con sonido y grabación.
Dos veces estuvo en la piscina con Dante, el niño nadaba muy bien y Sol… ella era una sirena, sus curvas eran perfectas.
Yo me desesperaba por ese cuerpo.
El tiempo que ellos pasan juntos, comparten juegos, canciones y risas, era tiempo de calidad.
Una vez más lamenté la suerte de Bruno.
Es muy difícil superar esa situación.
Gloria quiso extorsionarme dos veces más, hasta que hablé con su padre.
-Fernando, te digo que no van a lograr nada por medio de amenazas, los pagaré vencen en 20 días y si no tenés el dinero, tampoco vas a tener que ver que las empresas que llevan tu apellido.
-Dame más plazo.
-No entendiste, el plazo se acabó y me tenés que agradecer que tu nieto tiene una casa dónde vivir.
-Qué eso te lo agradezca su madre.
-Po