Por Solange
Me quedé un rato con Dante en su cuarto, le hablé con dulzura, pero él parecía obnubilado por el carisma que derrama Emanuel, aunque Ema, hasta ahora, ese carisma lo utilizó solamente con las mujeres que quería conquistar.
Sé muy bien como es.
Mi hijo parecía haber descubierto un Dios.
-Con el tío Ricky me dejás salir, también me tenés que dejar salir con Ema.
-No salís con Ricky.
-No, pero vos me dejás salir con él.
-Pero lo conocés desde siempre.
- ¿Por qué nunca conocí a Ema? Él quiere ser tu novio y es bueno.
-Yo no quiero tener novio.
-Yo te dejo, no te dejo con Leandro, con Ema sí.
-Es un tema de adultos.
-Yo quiero estar con Ema.
-No señor.
- ¡Sos mala! Él me llama campeón.
¿Solamente con una palabra ganó su confianza?
No sabía qué decir.
-No podés confiar en alguien solamente porque te llama campeón.
-No lo hago por eso, es Ema y es el hermano de mi tío.
¿Es la sangre?
A cada momento estoy más nerviosa.
Luego de hablar un rato y recalcar que no tiene que confiar en