XV.- Discusiones sin sentido.
La relación había comenzado de manera tormentosa y se habían separado. En ese tiempo, ella había tenido su hijo, pero ni siquiera se lo había dicho. Cuando él quiso volver a su lado, ella le había hecho pasar por todo tipo de pruebas, pero Alfonso, que era un perfeccionista, las había superado con creces. Y por lo visto, seguía superándose día a día. En el presente, tenían otra hija y su matrimonio parecía sacado de un cuento de hadas. Para Vittorio, todo ello resultaba un tanto dramático y preconcebido.
—Que te burles no lo hace menos real —dijo Alfonso—. Es cierto que Lea me salvó, que sacó de mí lo mejor y me dio una segunda oportunidad en la vida – Vittorio suspiró casi imperceptiblemente ante las palabras de su hermano.
—Entonces, yo no tengo remedio, porque según tú, - señala con certeza — no hay nada en mi interior que merezca ser rescatado – Alfonso negó sacudiendo la cabeza.
—Yo pensaba lo mismo, pero por lo visto no importa tanto lo que uno piense como lo que otra perso