DOUGLAS WARD
— ¿Está hablando en serio? Eso es divertidísimo — dijo Aurora, riéndose de lo que el señor Messina acababa de decir. Y esa no era la primera vez que se reía de sus palabras. Era como si le hiciera gracia todo lo que salía de la boca de ese desgraciado, y él aprovechaba la oportunidad para seguir hablando.
Me contenía para no echármela al hombro y salir de aquel edificio. No quería aparecer en las noticias al día siguiente pareciendo un cavernícola. No sería bueno para la empresa, ni para mí. Pero ella lo estaba poniendo tan difícil que tuve que quedarme abriendo y cerrando las manos para impedirme enrollarlas en el cuello de Messina.
Dios, su sonrisa era tan hermosa… y le estaba sonriendo a otro.
— Después de aquel día, me prometí a mí mismo no volver a intentar una locura de esas. Imagina intentar pilotar un helicóptero cuando nunca has tocado uno antes. Casi pierdo la vida. — dijo él, y Aurora rio de nuevo.
— Menos mal que sobrevivió. Espero que haya aprendido la lecció