ANA
Cuando desperté esa mañana, mi alfa no estaba y su
olor era débil, me abrace a mi misma y cada lágrima que derramaba ardía.
Salí corriendo en busca de consuelo, mi padre me detuvo en la sala, abrazando en su pecho, ninguno pronuncio ninguna palabra.
Asly lloriqueaba y eso no me ayudaba, su recuerdo me provocaba un dolor en el pecho.
— Sofí, mi pequeña.— mi padre intento consolarme.
— Papá, ¿por qué se fue, si decir adiós?— le pregunto.
— Mi bebe, él no quería verte así y su corazón estaba igual.— mi padre limpia algunas lágrimas de mi cara.
— Lo amo papa, él es mi vida, no quiero este vacío. Estar sin él, sin sus caricias, sin el brillo de sus ojos, si su olor.—
— lo sé, sé que es sentir que estás perdida, sin cada despertar a su lado.— mi padre susurra.
Así fue mi despertar ese día, el día que Enzo se fue sin decir adiós, hecha un desastre y cada emoción a flor de piel.
Salgo de mis pensamientos al mi delta hablar de un documento, que tiene algunos puntos de los cuales no