–Hey tu, deja de limpiar y sube conmigo–dice ella en un tono abrumador.
–Y-yo–digo mirando a mi alrededor.
–Sí tú quién más, acaso ves otra sirvienta?
–No señora– ¡Uy! odió decir señora a esta víbora.
–Rapidito boba–ella sube las escaleras dando su espalda mientras yo le sigo contando mis pasos, pasa que Leo le da una palmada a mi nalga y yo me asustó un poco él es muy arriesgado.
Me volteo y lo veo tirarme besos al aire, Ay no ya me derritió...quiero comérmelo a besos.
–¡Oye es para hoy no para mañana!–grita la víbora.
Llegamos al cuarto y ella cierra la puerta.
El cuarto huele a marihuana que intenso olor, que asco...
–No te preocupes por el olor, sabes que en la planta de abajo se elabora la cosecha y pues los clientes también la fuman.
–No para nada, no me molesta en lo absoluto.
–Me alegro, entonces puedes sentarte o te vas a quedar ahí parada como una mierda.
Tomo asiento y me cruzo de piernas qué habitación tan amplia y la cama es muy hermosa también tiene un hermoso mueble roj