No lo sabía, pero sentía que había encontrado la luz al final del túnel de horror que había vivido. Su pequeño rayo de esperanza nacido de la adversidad. Y haría lo imposible por ser la mejor madre y verlo crecer sano y feliz. Sofía se sentía renacer después de tomar la decisión de tener a su bebé. Por primera vez desde esa noche fatídica, vislumbraba un futuro esperanzador.
Empezó a informarse todo lo que pudo sobre embarazos, partos, cuidados del recién nacido. Leyó vorazmente libros y artículos en internet, aprendiendo todo lo necesario para estar lista cuando llegara el momento. También buscó un ginecólogo discreto al que acudiría con otra identidad para sus controles prenatales. Necesitaba asegurarse de que su bebé se desarrollara sano después de la terrible concepción.
Para esconder su embarazo en el trabajo, Sofía recurrió a ropa holgada y a insertar almohadillas en su sostén que simularan su vientre creciente. Se maquillaba para ocultar el brillo del embarazo y evitaba co