46. CONTINUACIÓN
Fenicio se quedó en silencio observando a su jefe y mejor amigo. Hasta hace poco estaba dudando de ella, y ahora la defendía con uñas y dientes. Aunque no le diera permiso, la investigaría. No fuera que a la huérfana Sofía, la estuvieran utilizando los enemigos de López. Quizás hasta la tenían amenazada. Sí, hoy mismo sabría todo de ella.
—Puedes que tengas razón, pero sigo pensando que es suyo, aunque no se le parece, ese niño es de ella. Y ya no estoy tan seguro de no investigarla, creo que debes dejar que lo haga con todas estas cosas nuevas que están surgiendo a su alrededor. ¿No te parece? —propone Fenicio.
—No, no lo hagas, ya te dije que yo me encargaría de eso —lo detiene López. —Deja a Sofía en paz, tu encárgate de todo lo demás. Ahora deja ver como le pregunto lo de Matías, ya llegó.
El señor López le pidió a Fenicio que abriera la puerta que unía su despacho con el de su asistente, antes de marcharse. La observaba disimuladamente mientras fingía leer unos documentos. No