294. CONTINUACIÓN DEL GRAN DÍA
Ella percibió la ironía en su tono y eligió ignorarla. Pues no veía la necesidad de que el joven Lord estuviera presente, no quería que los rumores de que era un bastardo nublaran su noche de gloria.
—Nuestro hijo está donde debe estar. Y nosotros estamos aquí, haciendo lo propio por haber ganado la partida —dijo con firmeza.
—Por supuesto —dijo Lord Henry, acercándose a ella lentamente. —Cada pieza debe estar en su lugar, cada movimiento cuenta. Es un juego delicado, ¿no te parece? Uno donde el más mínimo error puede ser fatal.
Lady Sabina observó a Lord Henry con una mirada intensa y escrutadora, su rostro permanecía impasible, pero sus ojos se estrecharon ligeramente, como si trataran de perforar la máscara que su esposo presentaba al mundo. La personalidad del Lord, siempre envuelta en misterios y respuestas esquivas, había sido un rompecabezas para ella, y en momentos de tensión como aquel, su incapacidad para leerlo claramente le causaba inquietud.
Cualquiera en su posic