211. CONTINUACIÓN
Miró a Sofía, sus ojos llenos de sinceridad. Aunque acababa de exigir la empresa y toda la fortuna de los López a su esposo, lo hacía porque quería darle a ellos lo que legalmente le pertenecía, no por ser la esposa de César, sino por ser su hija.
—Entiendo si necesitas tiempo para procesar todo esto —prosiguió sin moverse de su lugar—. Pero quiero que sepas que estoy aquí, y que jamás volveré a dejarte sola.
Sofía se quedó en silencio, las palabras de Javier resonando en su cabeza. Aún con lágrimas en los ojos, asintió lentamente. No quería abrirse a la idea de que en verdad tenía un padre, pero tampoco cerrarse. Porque aunque no conocía todos los detalles de su historia, el modo en que la miraba, parecía que estaba diciendo verdad y que realmente estaba preocupado por ella y su pequeño.
—Necesito tiempo —dijo finalmente—. Necesito pensar y hablar con mi esposo y ver si todo eso que usted dice es cierto.
—Por supuesto, Sofía. Cuando quieras nos hacemos las pruebas donde decidas,