202. CONTINUACIÓN
César se rió suavemente, acariciando el rostro de Sofía con ternura. Le había dado libertad a Airis para que se comunicara con todos sus familiares.
—Esa es mi chica, siempre alerta—, dijo con orgullo. —No te preocupes, es solo Airis. Le di autonomía para que pueda aprender y adaptarse mejor. Parece que está haciendo su trabajo.
Sofía parecía un poco desconcertada. No podía entender que en verdad una computadora la estuviera llamando en primer lugar y luego regañándola.
—¿Airis? ¿Tu IA? ¿Por qué me está enviando mensajes? —preguntó intrigada.
César se encogió de hombros, una sonrisa juguetona en su rostro. Estaba disfrutando de ver la expresión de desconcierto de su linda esposa.
—Probablemente está intentando entender mejor a los humanos. Y quién mejor para aprender que de la mujer más inteligente y hermosa que conozco.
Sofía no pudo evitar sonrojarse ante el cumplido de César. Se inclinó y lo besó con amor. Si a su esposo lo hacía feliz que ella entrara en su mundo virtu