En cuanto las palabras de Máximo resonaron en el aire, escuché a mi padre soltar un rugido lleno de furia a mi lado. —¡Qué insolencia!
Luego avanzó con pasos firmes, su mirada helada estaba clavada en él. —¡Esta es la Manada Luna de Sangre y no vamos a tolerar tu arrogancia! Que te quede bien claro: Evelyn es mi hija, y su lugar legítimo es como nuestra heredera.
—¿Qué? ¿Así que me estuviste engañando todo este tiempo...? —murmuró Máximo, llevándose una mano a la cara, aunque pronto la bajó mostrando una expresión suplicante—. No importa, Evelyn. No te lo reprocharé, solo vuelve conmigo. Te juro que cuidaré de Lilia y de ti. ¿No querías ser mi Luna? Te lo prometo, ese título será tuyo.
Lo miré... pero no sentí más que una extraña mezcla de lástima y burla.
—Máximo, te equivocas. Nunca quise ser tu Luna, lo único que anhelaba era tu amor... y me traicionaste. Ahora, mi amor está con mi familia, con la Manada Luna de Sangre. Ya no significas nada para mí.
Un destello de dolor cruzó por s